Sobre The Beast in Me en pocas palabras:

La bestia en mí (2025) es una miniserie de thriller psicológico en Netflix. Se centra en Aggie Wiggs, una famosa autora atormentada por la muerte de su hijo pequeño, cuya vida da un giro inesperado cuando su nuevo vecino, Nile Jarvis, un rico magnate inmobiliario sospechoso de asesinato, se muda. A medida que se ve arrastrada a sus secretos, debe decidir cuánta verdad está dispuesta a descubrir.

Conoce a los personajes de The Beast in Me

Aggie Wiggs

¡Aggie es pura energía de pueblo pequeño con un montón de secretos! Es la mujer que no pide permiso, arregla lo que está roto y te mira como si supiera más de lo que dice (porque probablemente es verdad). Tiene un sentido del humor cortante y una paciencia limitada para tonterías, pero cuida a la gente como si fuera su familia —aunque te negará que le importas, claro—. Cocina galletas increíbles cuando está nerviosa (o dice que las quema a propósito, no sé), y a veces olvida dónde dejó las llaves pero recuerda la fecha exacta de algo que pasó hace diez años; sí, un poco contradictoria, en el mejor sentido.

Nile Jarvis

Nile parece tranquilo, casi gélido, pero es el tipo de calma que esconde tormentas; un pensamiento analítico que nunca descansa. Profesionalmente es impecable —no sé si médico o investigador, pero siempre tiene una libreta/agenda que está demasiado organizada— y sin embargo en casa tiene vinilos apilados al azar y una planta que mata con regularidad (misterio). Protege a los suyos sin hacer drama, y cuando finalmente explota, te das cuenta de que había estado acumulando cosas durante meses; dramático pero discreto, raro equilibrio. Ah, y colecciona tazas con frases malas, ¿por qué? nadie sabe, pero lo hace y eso lo humaniza.

Nina Jarvis

Nina es la voz que te da ganas de hablar con más sinceridad; emocional, feroz y con una brújula moral que no siempre sigue las reglas. Periodista/activista/confidente (elige tu favorito), siempre en movimiento, cuestionándolo todo y a todos —y a veces a sí misma, lo cual es dolorosamente hermoso—. Ama la música en volumen alto, llora viendo comerciales viejos y tiene una risa contagiosa que aparece en los peores momentos, justo cuando no debería. A veces es impulsiva hasta lo imprudente, pero su intuición rara vez falla; además, come galletas saladas cuando está triste y eso me parece encantador.

Shelley

Shelley tiene esa mezcla de nerd adorable y caos creativo que te roba el corazón sin pedir permiso; es la persona a la que le cuentas un plan loco y en realidad lo ejecuta (con purpurina, probablemente). Es imaginativa, sensible, un poco miedosa frente a lo grande pero una luchadora en lo pequeño; colecciona bolígrafos y post-its como si fueran talismanes. Habla mil ideas por minuto y luego se sorprende de que nadie la siga (spoiler: muchos sí la siguen), y tiene una contradicción preciosa: necesita orden para crear pero al mismo tiempo su habitación parece un huracán artístico. También tiende a adoptar animales abandonados a horas inusuales, lo cual, sinceramente, es totalmente Shelley.