Sobre 3 Body Problem en pocas palabras:

El Problema de los Tres Cuerpos es un drama de ciencia ficción salvaje en Netflix que entrelaza hilos a lo largo de décadas y continentes: científicos brillantes y agentes secretos se enfrentan de repente a fenómenos inexplicables, suicidios misteriosos entre físicos, extrañas cuentas regresivas visibles solo para unos pocos y la sombra inminente de una amenaza alienígena. Es un viaje a través de conspiraciones, horror cósmico y drama humano, donde la ciencia se encuentra con la supervivencia, y la confianza es tan frágil como las leyes de la naturaleza a punto de desmoronarse.

Conoce a los personajes de El Problema de los Tres Cuerpos

Saul Durand

Saul Durand es ese científico excéntrico que entra en una sala y ya sabes que algo va a explotar (metafóricamente… o no). Habla en metáforas, dibuja fractales en servilletas y tiene la inexplicable costumbre de coleccionar teclas de piano rotas. Es intenso, absolutamente obsesivo con los detalles y sorprendentemente tierno cuando alguien entiende una de sus teorías raras. Dice que no le gustan las multitudes pero siempre termina organizando reuniones a las tres de la mañana; no sé cómo pasa. A veces frío, a veces poeta, y sí, guarda un dinosaurio de plástico en su escritorio por razones que nunca explica.

Thomas Wade

Thomas Wade parece el tipo serio y militar pero con una biblioteca entera de novelas románticas escondida entre los manuales de estrategia (lo vi, no debería haberlo leído). Estratega nato, calmado bajo presión y con esa mirada que te hace pensar que ya calculó cuarenta pasos adelante, aunque luego le dé un ataque de risa por cualquier cosa tonta. Es muy profesional, perfeccionista hasta el punto de la neurosis, y tiene un extraño cariño por las reglas antiguas que nadie usa ya. Puede ser seco, pero protege a su gente como si fueran piezas de su propio ajedrez —y, curiosamente, colecciona bolígrafos gastados. En el fondo un poquito sentimental; lo diré, me cae bien aunque me intimide.

Auggie Salazar

Auggie Salazar es la definición viva de “gusano de internet con corazón de oro”, hacker, conspiranoico ocasional y amigo leal cuando menos lo esperas. Vive con tres monitores, una planta que intenta no matar y una vieja colección de cómics que jura que heredó de un tío que puede o no existir. Habla rápido, gesticula mucho y a veces mezcla teorías locas con soluciones brillantes —es un caos organizado, básicamente. Tiene una risa contagiosa y un talento para meterse en problemas, pero también sabe sacar información de donde parece no haber nada; es un poco sigiloso y mucho carismático. Y sí, siempre tiene snacks raros en el bolsillo: ¿por qué? Nadie lo sabe, pero es parte del paquete.

Jin Cheng

Jin Cheng es la calma misma: mente matemática, precisión casi dolorosa y una paciencia que parece infinita, o al menos muy larga. Le encanta el té (o eso dice; a veces se le ve con un café gigante y luego niega la contradicción), y todo en él funciona como un reloj, excepto cuando decide ser espontáneo, lo cual es raro pero bueno. Es profundamente racional, pero hay pequeños destellos de humor seco que salen cuando menos te lo esperas —y guarda poemas en chino antiguo en la libreta que siempre lleva. Profesional hasta los huesos, pero con una sensibilidad escondida que sale con una mirada o una canción. A veces distante, otras veces sorprendentemente protector; complicado en el mejor sentido.

Da Shi

Da Shi es el detective rudo con corazón blando que necesita desesperadamente un descanso y también una cerveza fría al final de cada caso (y un karaoke, sí, canta fatal pero canta). Terco, directo y con una intuición que huele a verdad, no se pierde en teorías bonitas: va al grano y si te cae mal, lo dirá. Tiene historias por todas partes, cicatrices, chistes malos, y una relación extraña con la comida picante —dice que no aguanta, pero siempre pide doble chili. Leal hasta el extremo y sorprendentemente filosófico cuando le dejas hablar de la vida por más de dos minutos. A veces parece gruñón y muchas otras es la única persona con sentido común en la sala; amo ese contraste.