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¿Qué personaje de Wonder Woman 1984 eres?

¿Estás listo para descubrir qué personaje de Wonder Woman 1984 te pareces más? En este cuestionario, responderás una serie de preguntas divertidas y reflexivas para determinar si tienes el coraje y la fuerza de Wonder Woman, la inteligencia y astucia de Barbara Minerva o la ambición y astucia de Maxwell Lord. ¡Así que empecemos! Desplázate hacia abajo de la página y haz clic en el botón de Inicio para comenzar el cuestionario.

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de Wonder Woman 1984 eres?

Sobre Wonder Woman 1984 en pocas palabras:

Wonder Woman 1984 es una película de superhéroes de 2020 y la secuela de la película de 2017 Wonder Woman. Ambientada en 1984, la película sigue a Diana Prince, también conocida como Wonder Woman, mientras lucha contra nuevos enemigos, se reúne con un viejo amor y lidia con las repercusiones de un artefacto que concede deseos conocido como la Piedra de los Sueños. La película está protagonizada por Gal Gadot como Wonder Woman, Chris Pine como Steve Trevor, Kristen Wiig como Barbara Minerva y Pedro Pascal como Maxwell Lord. La película recibió críticas mixtas de los críticos, pero fue elogiada por sus actuaciones y secuencias de acción.

Conoce a los personajes de Wonder Woman 1984

Wonder Woman

Diana es una fuerza de la naturaleza con una sonrisa que te desarma y una mirada que te enfrenta; es heroica, dulce y feroz todo a la vez. Tiene esa mezcla de sabiduría antigua y curiosidad infantil que te hace querer explicarle el mundo y a la vez aprender de ella. Se enfada con la injusticia como si fuera personal (porque lo es), pero también colecciona bolígrafos bonitos —sí, en serio, ¡le gustan los bolígrafos! A veces parece invencible y otras veces es torpemente humana, lo cual la hace aún más gigantesca en el fondo.

Steve Trevor

Steve es el encanto británico con corazón enorme, un poco patoso y eternamente leal, el tipo que se sacrificaría tres veces antes de pedir ayuda. Tiene esa forma de bromear en el peor momento para romper la tensión y luego ponerse serio como si le doliera el pecho (porque suele dolerle). Es valiente hasta la imprudencia, y a veces demasiado romántico para su propio bien —no se le da muy bien ocultar sentimientos—. Y sí, a veces come pastel a las tres de la mañana como si nada, cosa que me encanta.

Maxwell Lord

Maxwell es esa mezcla peligrosa de vendedor carismático y hombre desesperado por ser importante; encanta a la gente, manipula y se siente incomprendido, todo en un paquete con traje caro. Tiene una ambición feroz que lo consume y una vulnerabilidad pegajosa que, sorprendentemente, casi da pena (o no, depende). Hace promesas gigantes, sonríe demasiado y claramente guarda secretos —y tiene una risa que funciona como arma. Lo odias y lo comprendes a la vez, y eso es exactamente lo perturbador.

Cheetah

Barbara es ese personaje que empieza torpe y termina feroz, literal y figuradamente; es inteligente, orgullosa y, bueno, un poquito resentida (vale, bastante). Su transformación la vuelve imponente y trágica a la vez: una amiga que se volvió rival, con garras y un sentido de venganza que da escalofríos. A veces sigue siendo la chica nerd que coleccionaba fósiles y otras veces está cazando en tacones, lo cual es maravilloso y absurdo. Tiene momentos de humanidad que te hacen romper en «ay» y luego cenas en silencio para planear su siguiente arremetida.

Antiope

Antíope es la general que todos querríamos en nuestro bando: dura, disciplinada y con un sentido del deber que corta el aire. Te intimida con sólo mirarte, pero también te enseña a pelear con ternura —sí, ternura de gimnasio militar—. Es la figura paterna/materna de la isla, la que entrena, castiga y luego te da galletas (probablemente proteínas), en ese orden. Tiene historias de guerra que cuenta a medias y guarda secretos en la mirada, lo que la hace misteriosa aunque no intente serlo.

Hippolyta

Hipólita es reina, madre, madre-oso protector y a veces demasiado cautelosa, la clásica que quiere lo mejor y teme perderlo todo. Tiene una elegancia un poco rígida pero con punzadas de humor seco que salen cuando menos te lo esperas —me encanta eso—. Su amor por Diana es inmenso y complicado, siempre luchando entre proteger y dejar volar; es sabia pero a veces demasiado prudente, un pequeño cliché en cierto modo, pero muy real. Y rumor curioso: se sabe que colecciona pequeños recuerdos humanos, como botones o monedas, no sé por qué lo digo pero lo imagino.

Handsome Man

El Handsome Man es básicamente la versión encantadora y algo traviesa de Steve, como si alguien hubiera presionado «remake» con filtro vintage. Es todo sonrisa fácil, guiños y una energía de chico de película, pero también tiene un algo inquietante porque no es exactamente quien dice ser. Le gusta bailar en fiestas raras y sabe elegir corbatas —dato inútil pero cierto—; te confunde porque te encanta y también te da un poco de repelús. Es el tipo que sabes que promete cosas demasiado bonitas para ser verdad y aún así te atrapa.

Babajide

Babajide es un secundario encantador y humilde, de esos rostros que te recuerdan a la gente de barrio; es servicial, con una voz profunda y una sonrisa honesta. Tiene un humor seco y unas frases que sueltan sabiduría sin pretenderlo, tipo «la vida es así» y boom, te lo dice como si nada. A veces parece solo una cara amable, pero tiene sus propios sueños raros (no sé, coleccionar sellos?) y pequeñas contradicciones que le dan vida. En resumen: te cae bien al instante y probablemente sea más importante de lo que aparenta.

The President

El Presidente es la encarnación del poder estresado: traje impecable, discursos ensayados y una capacidad sorprendente para hacerse el distraído cuando vienen problemas grandes. Es formal, un poco teatrero, y muchas veces parece más marioneta del sistema que alguien con el control real (y eso da risa nerviosa). Le encanta posar para fotos y fingir seguridad, pero sus ojos delatan que está más perdido que nadie; a veces ríe en momentos raros, lo cual siempre es incómodo. En el fondo es una figura trágica-comica: autoridad con pies de barro y, sí, mucha gasolina para los chismes.