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¿Cuál es tu alter ego como villano de The Flash?

¿Eres fan de la serie de televisión The Flash y sus villanos? ¿Alguna vez te has preguntado qué villano serías si tuvieras superpoderes? ¡Bueno, no te preguntes más! Toma nuestro cuestionario "¿Qué villano de Flash es tu alter ego?" y descubre qué malvado notorio serías si tuvieras la oportunidad de causar estragos en la ciudad central. Ya seas un velocista como Reverse-Flash o un genio como The Thinker, este cuestionario revelará tu lado oscuro. ¡Haz clic en el botón de inicio a continuación para comenzar el cuestionario y descubrir tu alter ego!

Bienvenido al cuestionario: ¿Cuál es tu alter ego como villano de The Flash?

Sobre The Flash en pocas palabras:

The Flash es una popular serie de televisión estadounidense de superhéroes basada en el personaje del mismo nombre de DC Comics. El programa sigue a Barry Allen, un científico forense que obtiene una velocidad sobrehumana después de ser alcanzado por un rayo. Se convierte en el superhéroe conocido como The Flash y usa sus poderes para luchar contra el crimen y proteger Central City. En el camino, se enfrenta a varios villanos poderosos y peligrosos que buscan causar estragos en la ciudad, incluyendo su archienemigo, el Reverse-Flash. La serie es conocida por su acción rápida, giros emocionantes en la trama y su representación de un multiverso vasto e interconectado.

Conoce a los villanos de The Flash

Cicada I

Cicada I es ese villano que te da miedo y pena al mismo tiempo; silencioso, obsesivo y con una rabia que parece no acabarse nunca. Es de los que actúan con calma, con esa mirada plana, pero cuando ataca es limpio y frío (y sí, a veces tararea en voz baja, cosa rara). Tiene un pasado trágico que lo vuelve casi comprensible —no que lo excuses, pero lo entiendes un poco— y odia a los velocistas con todo su ser. Ah, y secreto: colecciona cosas pequeñas como botones o figuritas, aunque jura que no tiene espacio, y a veces sonríe cuando nadie lo ve.

Cicada II

Cicada II es más joven, más rabiosa y básicamente la versión que aprendió a hacer daño rápido y sin tanto discurso; agresiva, directa y con un rencor que se siente físico. Le gusta romper cosas —literalmente— y no es de esas que filosofan, más bien actúa y punto, aunque cada tanto se queda mirando el cielo como si recordara algo bonito. Tiene tatuajes que cuentan su historia (bueno, algunos sí, otros no) y una manera extraña de ser leal a un puñado de personas. Peca de dramática a veces, pero también se le sale una ternura inesperada frente a los animales (sí, es contradictoria, lo sabemos).

Bloodwork

Bloodwork (hola, Dr. Ramsey Rosso) es uno de esos villanos tristes que empezaron con buenas intenciones —curar la muerte, qué loco— y terminaron convertidos en algo peor: vampírico, científico y obsesivo. Es brillante, serio, melancólico, cinco minutos profesor querido, diez minutos monstruo sediento; y sí, canta en la ducha (no bromeo). Tiene teorías sobre la vida y la muerte para dar y regalar, pero cuando se desata se vuelve peligroso y frío como un laboratorio a las 3 a.m. Curioso dato inútil: le encanta la música clásica y colecciona cucharas antiguas, aunque no sabría por qué.

Mirror Master

Mirror Master es ese showman con maldad de circo: juguetón, tramposo, ama los reflejos y las trampas visuales, y siempre tiene un plan con mil espejos (o mil pines, depende del día). Juega con la realidad como quien arma un rompecabezas, y te hace dudar de tus propios ojos —divertido y aterrador a partes iguales. Es dramático en la mejor definición, hace chistes malos mientras te deja atrapado en otra dimensión, y curiosamente es un cocinillas decente (sí, hace galletitas que parecen perfectas). A veces es sorprendentemente sentimental con sus pertenencias, aunque jure que todo es utilitario.

The Thinker

The Thinker (sí, el cerebrito supremo) es pura planificación y control: frío, desgastante de tanto pensar y con ese desprecio absoluto por el caos humano. Te da la impresión de que está uno o dos pasos por delante siempre, y lo más inquietante es que muchas veces lo está; manipula gente como si fueran piezas en un tablero y lo hace con naturalidad. No es que no tenga humor, pero sería como un chiste muy, muy seco —y, francamente, algo espeluznante—. Tiene manías raras (como organizar los tenedores por tamaño cuando debería estar planificando el fin del mundo) y pierde llaves a diario, lo cual es un poquito irónico.

Savitar

Savitar es pura velocidad convertida en mitología: ególatra, teatral, obsesionado con ser el “dios de la velocidad” y con que todos lo reconozcan (sí, le encanta que lo teman). Tiene esa aura de culto, casco aterrador y ataques que parecen sacados de una pesadilla con turbo; pero debajo hay una soledad gigante, como si siempre estuviera corriendo para no mirar atrás. Le gusta el dramatismo, habla como si fuera a escribir su propia inscripción eterna, y a veces se mete en monólogos interminables —bendita paciencia. Pequeña cosa rara: colecciona estatuillas y las coloca donde nadie las vea, porque le gusta la idea de posesión más que las cosas reales.

Zoom

Zoom es el malo que da escalofríos: imponente, brutal, veloz y con una voz que te cala —como si estuviera siempre enojado con el mundo entero—. No es simpático, no intenta serlo; su método es intimidar hasta que la gente se rompe, y la verdad, lo hace muy bien. Hay una inseguridad debajo, como si necesitara que todos fueran más rápidos para sentirse vivo, y eso lo hace aún más trágico y aterrador a la vez. Por cierto, colecciona juguetes viejos (no sé por qué) y tiene una sonrisa que no cuadra con la persona monstruosa que es.

Reverse-Flash

Reverse-Flash es elegantemente malvado: encantador, narcisista, obsesionado con Barry pero más con su propio ego, y siempre un paso más cruel de lo que esperarías. Es teatral, manipulador, disfruta jugar con el tiempo como si fuera un rompecabezas personal y tiene una paciencia fina como vidrio —espera años para hacer daño y le sale perfecto. Hay una mezcla de humor socarrón y pura maldad que lo hace impredecible; te habla como un caballero mientras arruina tu vida. Curioso y totalmente inútil: le gusta tocar el piano aunque sea terriblemente malo, pero insiste en practicar a las 2 a.m.