Sobre TrollHunters en pocas palabras:

TrollHunters es una serie animada creada por Guillermo del Toro y producida por DreamWorks Animation. El programa sigue las aventuras del adolescente Jim Lake Jr., quien se convierte en el primer Trollhunter humano y defiende el mundo mágico de los trolls que viven debajo de su ciudad natal de Arcadia de las fuerzas del mal. Junto con sus amigos, Jim lucha contra peligrosas criaturas, aprende sobre la historia y la leyenda de los trolls, y enfrenta sus propios desafíos personales. La serie ha recibido aclamación crítica por su narrativa, animación y actuación de voz, y ha sido elogiada por su atractivo tanto para niños como para adultos.

Conoce a los personajes de TrollHunters

Toby Domzalski

Toby es el mejor colega que podrías pedir, ese amigo leal y torpe que te salva el día sin presumir, aunque a veces parece más preocupado por sus snacks que por la profecía (en serio, lleva comida hasta en el casco, creo). Es valiente de una forma rara: no busca pelea, pero cuando se mete ya no hay quien lo pare; además tiene un sentido del humor de emergencia que funciona en casi cualquier situación. Ama las reglas… y las rompe en el momento justo porque, bueno, la vida es caótica y él improvisa mejor que nadie. Ah, y curiosamente es más sensible de lo que aparenta; llora con finales de películas y con puntas de lápices rotos, no preguntes por qué.

Claire Nuñez

Claire es fuego puro con una mochila llena de encantamientos y determinación, la clásica persona que dice “vamos” y ya está resolviendo todo antes de que termines la frase. Es ingeniosa, lista y terrible con las matemáticas (o eso dice, pero en realidad inventa hechizos complejos antes del desayuno). Tiene un lado tierno y totalmente sobreprotectora con sus amigos, y también colecciona recetas raras o tazas rotas, no estoy seguro, pero sé que siempre tiene algo en el bolsillo. A veces parece fría porque es práctica, pero si la conoces bien te devuelve la vida con una mirada —y con un hechizo— en dos segundos.

Jim Lake Jr.

Jim es el héroe cansado y adorable que no pidió serlo, con ese casco brillante y la inseguridad pegada como segunda piel; es todo corazón y decisiones impulsivas que a veces salen bien y a veces… bueno, aprendes. Le pesa la responsabilidad, pero se levanta cada vez, incluso si olvida tareas y canta raro cuando nadie lo escucha (lo vi, lo juro). Tiene esa mezcla de chico común y líder titánico que lo hace terriblemente humano; se equivoca, pide perdón y sigue adelante, y eso lo vuelve grande sin necesidad de armadura. Ah, y es sorprendentemente sentimental: guarda cosas pequeñas que nadie más notaría, como entradas de cine viejas y stickers.

Blinky

Blinky es el sabio que parece una biblioteca ambulante con patas, obsesionado con las reglas, los libros y los diagramas infinitos; lo amas por su lógica, aunque a veces su «plan perfecto» incluye demasiadas notas a pie de página. Es mentor, padre adoptivo, GPS moral y… un poco despistado con lo mundano, por ejemplo pierde sus gafas y tarda en admitir que no ve bien (sí, lo confieso, me encanta esa contradicción). Habla de estrategias como si estuviera escribiendo una tesis, pero también tiene un cariño inmenso y torpe que le sale sin filtro. Y sí, tiene manías con el té, aunque a veces bebe café solo para ser rebelde, no sé cómo funciona eso.

AAARRRGGHH!!!

AAARRRGGHH!!! es el gigante con corazón de gominola, ruidoso, adorable y capaz de destruir muros con una mano y tejer guantes con la otra (eso último puede no ser exacto, pero se lo imagino). Es leal hasta la médula, protector y más sensible de lo que su rugido sugiere: se le salen lágrimas con paisajes bonitos o con canciones tontas. Su forma de hablar es básicamente una canción propia, y aunque intimida, su hobby secreto podría ser, no sé, cuidar plantas o mirar mariposas —y eso lo hace aún más tierno. A veces parece un poco despistado con los nombres, pero te perdona si le das comida.

Mr. Strickler

Strickler es el tipo serio con traje y una agenda secreta, la versión humana del expediente X pero con mal humor y cinta adhesiva para todo; obsesionado con el control y con los trolls como si fueran especímenes en un museo. Tiene esa mezcla de villano burocrático y funcionario con demasiadas reglas, siempre un paso adelante, pero también tiene un tic extraño (colecciona clips, quizás), lo cual lo hace raramente cómico sin querer. No es el malo malísimo de un solo giro de muñeca, tiene capas: metódico, peligroso y sorprendentemente terco con sus obsesiones. Y sí, en algún momento probablemente arregle algo con una grapadora mientras planea dominación mundial, imagínatelo.

Barbara Lake

Barbara es esa madre práctica y resistente que sostiene la familia con café, sarcasmo y manos fuertes; trabaja, cuida y encima tiene la paciencia de un santo… aunque a veces olvida dónde dejó las llaves (muy humano). Es cariñosa pero contundente, la clase de persona que te corrige y te prepara sándwiches épicos después; protectora sin filtros ni excusas. Tiene un sentido del humor seco que aparece en los momentos más ridículos, y sí, canta canciones infantiles pero luego te revisa el botiquín como si fuera un operativo militar. A veces parece demasiado ocupada para dramatismos, pero cuando importa, es el ancla emocional de todos.

Otto Scaarbach

Otto es el antihéroe melodramático al que no puedes evitar mirar, con cicatrices, una historia complicada y un sentido del honor que aparece en el momento más inesperado (y luego lo traiciona de nuevo, ups). Es calculador, elegante en sus modos raros, y tiene hobbies extraños como arreglar relojes o coleccionar mapas rotos, no sé por qué, pero le quedan bien. A veces parece dispuesto a todo por poder, y al rato te salva de una emboscada porque «hay cosas peores que perder», frase totalmente vaga y poética. Tiene un aura de «no confíes en mí» pero también un ojo para la belleza —sí, le gustan las esculturas pequeñas y eso lo humaniza—.

Gunmar

Gunmar es el clásico señor de la guerra troll: imponente, cruel, con ambición desmedida y esa voz que hace temblar cosas; es el villano que disfrutas odiar, realmente. Le encanta el poder y el conflicto, pero también tiene manías curiosas, como arreglar su armadura con cuidado casi artístico (sí, aunque mate gente, le gusta que todo combine). Es temible en batalla y en intriga, un estratega que no pierde ocasión de recordar quién manda, pero a ratos deja entrever inseguridades antiguas —tal vez nostalgia por algo perdido—. Vamos, es terrorífico, perfecto para provocar drama y también para robar la escena cuando aparece.