Sobre The Dragon Prince en pocas palabras:

«El Príncipe Dragón» es una serie original de Netflix ambientada en un mundo de fantasía donde humanos, elfos y dragones están en conflicto. Cuando dos príncipes humanos descubren un huevo misterioso, emprenden un viaje para devolverlo a su lugar legítimo y restaurar la paz en la tierra. En el camino, se encuentran con criaturas mágicas y enfrentan desafíos inesperados.

Conoce a los personajes de The Dragon Prince

Sunfire High Priest

El Sunfire High Priest es un tipo imponente, solemne y con esa aura de «sé cosas antiguas» que da respeto inmediato, aunque a veces parece un poco distraído, como si hubiera olvidado dónde dejó la antorcha. Ritualista hasta el tuétano, adora el simbolismo y las ceremonias largas (pero sí, él también disfruta de una siesta después del sermón, lo juro). Tiene una fe inquebrantable en el sol y en las tradiciones, y sin embargo se le nota curiosidad por ideas nuevas —o eso es lo que dicen los chismes en el templo—. Ah, y colecciona conchas o amuletos raros; no sé por qué, pero imagino que las guarda en un cajón secreto.

Callum

Callum es el mago aficionado adorable que de pronto se convierte en “oh, espera, en serio” cuando empiezan las cosas grandes, tipo salvar el mundo y no saber ni limpiar su propia habitación. Es inseguro pero muy persistente; aprende rápido, lee cosas a deshoras y tiene ese corazón de oro que te hace querer protegerlo (aunque a veces se mete en problemas por lanzarse sin pensar). Tiene sentido del humor raro, le gusta dibujar en los márgenes de los libros y a veces olvida que comer es importante cuando está concentrado. No es perfecto, se equivoca mucho, pero en el fondo sabe cuándo ser valiente y eso lo hace crecer a niveles extra inesperados.

Ziard

Ziard, joder, Ziard es ese personaje que aparece y te dejas llevar por la vibra mística, mitad sabio, mitad bromista a escondidas; parece serio pero te hace caras cuando nadie mira. No sé si es consejero, guerrero o simplemente un meme ambulante, pero tiene opiniones intensas sobre el té y sobre la mejor forma de memorizar himnos (detalle curioso y probablemente inútil). Le gusta dar consejos crípticos que suenan profundos aunque a veces se contradice en la misma frase, lo cual lo hace más humano, ¿no? A veces parece que sabe más de lo que muestra y otras veces olvida nombres, así que nunca estás seguro, lo que es divertido.

Ibis

Ibis es la enciclopedia ambulante que además podría ser tu peor crítico culinario favorito; súper cerebral, con una voz que te explica todo y te deja boquiabierto, pero también tiene manías raras (colecciona plumas o botones, o ambos). Le encanta el orden y la precisión, pero curiosamente a veces es el caos más ordenado: su escritorio puede estar lleno de papeles perfectamente colocados encima de una montaña de telas. Le importan los detalles hasta niveles obsesivos, aunque secretamente se emociona con las historias absurdas y cree en los finales felices (sí, lo ha dicho en voz alta, que vergüenza). No es frío, solo metódico, y en el fondo disfruta un buen chisme histórico —aunque jamás lo admitiría formalmente.

Lujanne

Lujanne me da vibes de viajera nocturna que habla con la luna antes de dormir; es delicada pero con filo, amable y a la vez letal si la provocas (y creo que tiene una risa que te atrapa). Es leal, poética, y tiene un sentido estético exagerado: flores en el cabello, poemas en los bolsillos y una flecha siempre afinada, por si acaso. A veces parece distraída, perdida en sus pensamientos, y de repente clava una verdad en la conversación que te deja pensando días. Tiene una ternura rara, se le da cantar bajito mientras arregla cosas, aunque también se enfurece de forma sorprendente cuando algo o alguien lastima lo que ama.

Viren

Viren es peligroso y encantador y te hace preguntarte si estás a favor o en su contra hasta que, claro, no hay duda: él está haciendo lo suyo, sin disculpas. Estratega, político, un tipo que piensa en términos de poder y legado pero que también tiene una paternidad torpe y rara; a veces parece un padre amoroso y otras un calculador frío (esa mezcla lo vuelve fascinante). Es culto, habla de historia y símbolos con pasión, y tiene un sentido dramático que podría ganar premios —además, le gusta un té demasiado fuerte, lo veo claro. No siempre es “malo” en el sentido clásico, más bien cree firmemente en su visión, y eso lo hace aterrador y magnético.

Claudia

Claudia es deliciosa en su maldad: creativa, obsesiva y con un gusto por las cosas brillantes (y por experimentar hasta que algo explote, qué emoción). Inteligente hasta decir basta, es la mano derecha que no teme ensuciarse y tiene una risa que es mitad triunfo, mitad locura —a veces hace bromas crueles y luego te regala un pastel, sí, inconsistente pero adorablemente peligrosa. Le encanta la magia experimental, los frascos bonitos y poner nombres raros a todo lo que crea; también es muy protectora con su familia, en su propio estilo retorcido. No es monolítica: muestra ternura inesperada en momentos extraños, así que siempre la encuentras sorprendiéndote.

Aaravos

Aaravos, oh Aaravos, el príncipe encantador y la serpiente en la sombra; elegante, manipulador, y con una voz que podría venderte el universo entero (y de hecho, lo intenta). Es misterioso, sabe demasiado, ama las historias y la belleza y tiene un sentido del humor muy seco que a veces te hiela la sangre; no puedes confiar en él, y aun así te fascina. Su presencia se siente en las pequeñas cosas: símbolos, palabras cambiadas, promesas susurradas; es peligro en forma de poesía. A veces parece melancólico, otras calculador frío, y nunca sabes si su interés es genuino o parte de un plan más grande —y eso es exactamente lo que lo hace irresistible y terrorífico a la vez.