Sobre Tulsa King en pocas palabras:

Tulsa King es una serie de drama criminal ambientada en Tulsa, Oklahoma. Sigue la historia de un joven detective que está decidido a llevar justicia a la ciudad resolviendo una serie de misteriosos asesinatos. Con la ayuda de su equipo, debe descubrir la verdad y llevar a los perpetradores ante la justicia.

Conoce a los personajes de Tulsa King

Stacy Beale

Stacy es ese tipo de personaje que parece tener todo bajo control pero te sorprende en cualquier momento; lista, directa y con una paciencia que a veces se vuelve filo. Tiene mirada práctica, hace negocios como si fuese un juego de ajedrez y, sin embargo, ríe con una facilidad contagiosa cuando se le sueltan los nervios (y lo hace más de lo que admite). Le encanta el café fuerte y coleccionar tazas ridículas —no sé por qué, pero cada vez que aparece tiene una distinta—, y puede ser increíblemente dura con la gente que intenta aprovecharse de ella. A veces la ves cálida y casi maternal, y al minuto siguiente fría y calculadora; es contradictoria y por eso mola tanto.

Tyson

Tyson es la chispa juvenil: impulsivo, leal hasta la médula y con una energía que da para dos temporadas. Es el tipo que dice cosas sin pensar y luego las arregla con hechos, y te juro que tiene un corazón enorme debajo de esa fachada de “no me importa”. Ama las zapatillas caras y la música a todo volumen, pero a la vez guarda cuidado con el dinero como si tuviera miedo de perderlo todo de golpe —es raro, sí—. A veces parece un niño y otras un sangano peligroso; confuso, pero encantador en ese desastre adorable.

Pete “The Rock” Invernizzi

Pete, alias “The Rock”, suena a roca y es exactamente eso: sólido, implacable y con una paciencia pétrea que da miedo. Es el músculo del grupo pero no es solo bruto, tiene códigos, lealtades antiguas y una calma que corta como cuchillo cuando hace falta; oh, y cuida plantas en su tiempo libre (no me preguntes, lo descubrí en una escena y me derrumbé). Habla poco, come mucho (o eso parece), y tiene un sentido del humor seco que te atrapa cuando menos te lo esperas. Puede ser sentimental con cosas pequeñas —una foto vieja, una canción—, lo que lo humaniza en plan “uy, sí, también tiene alma”.

Bodhi

Bodhi da ese rollo zen-rebeldía, como si hubiera leído a Saramago entre peleas y tatuajes; tranquilo en la superficie pero con una corriente subterránea que nadie controla del todo. En la calle es astuto, sabe moverse, y tiene una extraña fascinación por frases motivadoras pegadas en la nevera (sí, en serio). Medita, fuma y al mismo tiempo puede explotar en un momento inesperado: contradictorio y casi poético, lo cual me encanta. También es el tipo que colecciona cosas raras —figuritas de los 90, llaveros— y te las muestra como si fueran reliquias.

Dwight “The General” Manfredi

Dwight es el patriarca en versión superviviente: viejo estilo, códigos férreos, y la clase de presencia que impone sin alzar la voz; un veterano que regresa para poner orden y, spoiler, causa caos con elegancia. Tiene ese humor seco de los que han visto demasiado y una ternura rara por los que considera “su gente”, aunque lo niegue con orgullo. Le gusta la música clásica (sí, encontré eso raro pero cierto) y detesta la tontería moderna, a la vez que secretamente usa gadgets —no le digas—. Es firme, decidido y, cuando menos lo esperas, capaz de un gesto tierno que te derrite (pero no esperes que lo reconozca).

Mitch Keller

Mitch es el tipo metódico, el que organiza las cosas, mantiene las cuentas y rescata a los demás de su propio desastre; el héroe silencioso que no busca aplausos. Un poco nerd (en el mejor sentido), apasionado por los detalles y con un humor que aparece en momentos raros y desarma todo; siempre tiene un plan B y a veces C y D también. Le dan miedo las alturas pero se lanza a peleas callejeras, lo cual es adorablemente contradictorio; y colecciona cómics viejos que guarda debajo del colchón, sí, como un niño. Se nota que piensa antes de actuar, aunque cuando le pesa la lealtad se convierte en una tormenta inesperada.

Don Charles “Chickie” Invernizzi

Chickie es el clásico capo de traje impecable: presencia de viejo mundo, carisma peligroso y ese gusto por la familia que asusta porque viene con violencia incluida. Ama los domicilios elegantes, los ceniceros enormes y las conversaciones que parecen ceremonias; gobierna con manos de hierro envueltas en guantes de seda. Tiene manías —le gustan los pollos de cerámica, no preguntes por qué— y a veces rompe en una carcajada cavernosa que te hiela y te calienta a la vez. Es sentimental en su manera torpe (una carta vieja, una canción) y, a la vez, el tipo al que no te conviene desafiar; mezcla mortal.