Sobre The Fallout en pocas palabras:

La serie de televisión Fallout es una franquicia de videojuegos postapocalípticos ambientados en un mundo donde una guerra nuclear ha devastado la tierra. Los juegos siguen al personaje principal mientras navegan por el páramo y encuentran varias facciones, mutantes y sobrevivientes. La serie es conocida por su jugabilidad inmersiva de mundo abierto, tramas complejas y estética retro-futurista única.

Conoce a los personajes de The Fallout

Vada Cavell

Vada es esa persona a la que no puedes dejar de mirar cuando entra en una habitación: segura, un poco dura por fuera y con mil cicatrices que apenas se ven. Lidera con hechos, no con discursos, pero luego se pone a tararear canciones infantiles cuando nadie la mira —sí, en serio— y eso la desarma un poco. Tiene una moral complicada, hace lo que cree justo aunque a veces salga mal, y se enfada mucho con la injusticia (y con las puertas que chirrían). Es incansable, tercamente protectora y, curiosamente, colecciona bolígrafos que nunca usa; los guarda como si fueran recuerdos.

Mia Reed

Mia es la amiga que organiza el caos y luego lo desarma con sarcasmo fino; siempre tiene un plan B y un snack escondido en el bolsillo (preferiblemente algo salado). Es rápida con la lengua y más rápida aún con las soluciones prácticas, aunque por dentro se preocupa muchísimo, a veces de forma ridícula, como si llevara una alarma emocional. Es misteriosa en pequeñas cosas: no te dirá su lugar favorito, pero te prestará su chaqueta cuando haga frío; confía en el grupo pero desconfía de los desconocidos, o tal vez de sí misma, depende del día. Tiene una ternura clandestina por los animales callejeros y por las plantas que no logra mantener vivas, lo cual es muy injusto.

Quinton Hasland

Quinton es el tipo serio, de pocas palabras, con una paciencia que parece infinita hasta que no lo es, entonces cuidado. Profesional, eficiente y con un código personal bastante rígido, pero también le gusta escribir poesía mala en servilletas cuando bebe café —sí, poesía— y se lo guarda, no porque sea tímido sino porque le da vergüenza admitir que tiene corazón. Su pasado le dejó cicatrices prácticas y lecciones que aplica como herramientas; a veces parece frío, pero protege con devoción casi silenciosa. Tiene manías raras, como ordenar las llaves por tamaño y luego perderlas en el bolsillo; contradictorio y entrañable en la misma medida.

Nick Feinstein

Nick es el científico loco de corazón bueno: obsesivo con los detalles, brillante y un pelín arrogante cuando se le ocurre una teoría, pero en el fondo es más inseguro de lo que aparenta. Ama las reglas y los datos pero no duda en romperlos si el resultado salva a alguien —es moralmente flexible y eso lo pone interesante—, y además siempre tiene chicles de menta que ofrece en momentos dramáticos. Es nervioso con reuniones sociales y sorprendentemente heroico en crisis; terrible contador de chistes pero excelente para improvisar soluciones técnicas. Y sí, tiene una vieja libreta con diagramas y garabatos amorosos a partes iguales, lo cual es adorable y muy suyo.

Amelia Cavell

Amelia es la figura maternal que no te impone cariño pero te lo da en cucharadas, firme y cansada a la vez; ella sostiene el ánimo del grupo cuando nadie más puede. Es organizada hasta el extremo, con listas de listas, y a la vez tiene un cajón secreto con recuerdos absurdos (una concha, un ticket de cine de hace años) que la humanizan mucho. Tiene un humor seco que te atrapa y una paciencia que a veces se rompe —no es infalible, se frustra y grita en voz baja cuando nadie la escucha—, y eso la hace real. Le encanta cantar mal en la cocina mientras cocina algo demasiado complicado para el mood, y jura que nada la sorprende cuando, spoiler, siempre la sorprende.

Carlos Cavell

Carlos es explosivo, apasionado y ridículamente protector; se enoja rápido pero perdona todavía más rápido, lo cual lo vuelve impredecible y a veces agotador (en el buen sentido). Es habilidoso con herramientas, con manos de mecánico y corazón de poeta torpe; cocina a fuego lento y canta canciones viejas en la radio como si nadie lo oyera, aunque claro, todos lo oímos. Le dan miedo las despedidas largas y tiene la costumbre de romper sus propios planes por gestos impulsivos, como comprar flores a las tres de la mañana o ir a rescatar a alguien que nadie pidió. Y sí, tiene un tatuaje que nadie sabe bien qué significa y él tampoco recuerda por qué lo hizo, lo cual es hilarante y muy él.