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¿Quién eres en la jerarquía femenina de ‘El cuento de la criada’?

"El cuento de la criada" es una serie poderosa y provocativa que representa una sociedad distópica donde las mujeres son despojadas de sus derechos y obligadas a conformarse a un sistema jerárquico rígido. ¿Estás curioso por saber en qué posición estás en este régimen opresivo? Toma nuestro cuestionario y descubre qué papel jugarías en la jerarquía femenina de "El cuento de la criada". ¡Haz clic en el botón de inicio abajo y descubrelo!

Bienvenido al cuestionario: ¿Quién eres en la jerarquía femenina de El cuento de la criada?

Sobre The Handmaid’s Tale en pocas palabras:

«El cuento de la criada» es una serie de televisión aclamada por la crítica basada en la novela de Margaret Atwood. Ambientada en un futuro cercano, retrata una sociedad totalitaria llamada Gilead, formada después de una Segunda Guerra Civil Americana. Las tasas de fertilidad han caído en picado, lo que lleva a una sociedad en la que las mujeres son valoradas únicamente por sus capacidades reproductivas. La historia sigue el viaje de Offred, una criada asignada a una familia de alto rango, mientras navega por este régimen opresivo y busca recuperar su libertad.

Conoce a las mujeres de El cuento de la criada

Wives

Las Wives son esa mezcla irritante de elegancia y hielo que no sabes si admirar o querer abofetear (yo, personalmente, un poco de ambas). Viven con perfección de escaparate: té a las cuatro, guantes blancos, sonrisa fría… pero hay pequeñas grietas, siempre hay manchas de ansiedad bajo la porcelana. Controlan el lenguaje y el salón, y secretamente manejan ciertas decisiones como si fueran marionetas que nadie ve, aunque a veces se les note la mano temblando cuando deben ser firmes. Ah, y pasan horas peinándose, ojo, aunque alguna vez se les enreda la tiara y las ves absurda y humana por un segundo.

Aunts

Las Aunts son la pesadilla y la cuna al mismo tiempo: disciplinadas, astutas y totalmente convencidas de que están arreglando el mundo. Tienen esa autoridad canosa, mirada de ajedrez, y te hacen saber las reglas antes de que te levantes; y sin embargo, a veces te sorprenden con una anécdota que suena casi humana, como si recordaran otra vida (o eso quieres creer). Son maestras del adoctrinamiento pero no son robots, se enfadan, se aburren, y algunas se permiten un humor seco que corta como cuchillo. Siempre llevo la imagen de una tía severa con un bolígrafo en la mano y un secreto que no confesaría por nada.

Marthas

Las Marthas son el motor silencioso de la casa: cocinan, cosen, limpian, y saben dónde está todo; esas manos parecen magia práctica, literal. Tienen un humor cáustico, chismes que valen oro y una paciencia infinita que a veces se convierte en una mirada letal cuando algo cruza la línea. No son heroínas ruidosas, son las que sostienen el mundo con una cuchara de madera; y también guardan recuerdos como si fueran cucharitas en un cajón escondido. Ah, y suelen saber arreglar cualquier cosa, desde una fuga hasta un corazón pequeñito, aunque juren que no les importa nada romántico.

Handmaids

Las Handmaids son trágicas y feroces a la vez, y eso siempre me parte el corazón; llevan el rojo como una armadura y los ojos de quien ha visto demasiado. Son observadoras, silentes (pero ojo, no mudas por elección), y su resistencia es pequeña y constante como una vela que no se apaga. Pueden ser dulces y peligrosamente astutas; algunas escriben en secreto, otras guardan objetos mínimos como reliquias, y todas cargan una historia que querrías saber. A veces parecen frágiles y a la vez dan la sensación de que podrían incendiar todo si solo se lo propusieran (y tal vez lo intentaron en pensamientos).

Econowives

Las Econowives son prácticas hasta el hueso: ropa utilitaria, vida multiusos, nadie las va a confundir con lujo pero ojo, tienen su propio orgullo chusco. Hacen de todo —parir, coser, vender, regatear—, y sobreviven con imaginación; hay una dureza en ellas que no necesita coronas para ser evidente. Son las que mantienen la economía gris, ríen en voz baja y te enseñan a remendar calcetines en cinco minutos planos (he probado, funcionan). A veces parecen sumisas, otras veces te sorprenden con una mirada feroz, y muchas llevan canciones pegadas en la memoria que cantan en sus cabezas.

Unwomen

Las Unwomen son la periferia feroz del sistema: desechadas, marginadas y, ojo, con una capacidad de resistencia que te deja sin palabras. Viven en bordes —físicos y sociales—, hacen trabajos que nadie quiere y desarrollan formas de comunidad que son extrañamente bellas y duras a la vez. No son simples víctimas, aunque mucha gente las vea así; tienen códigos propios, humor oscuro y una libertad áspera que asusta a los que no han visto la vida quebrarse. Y sí, algunas bailan en noches raras y otras coleccionan botones, pequeñas contradicciones que las hacen reales y terriblemente humanas.