Sobre And Just Like That… en pocas palabras:

Y así como así… es un spin-off de la icónica serie Sex and the City, que sigue las vidas de Carrie, Miranda y Charlotte en sus 50 años mientras navegan por nuevos desafíos y aventuras en la ciudad de Nueva York. El programa explora temas de amistad, amor y envejecimiento, al mismo tiempo que presenta nuevos personajes y tramas.

Conoce a los personajes de And Just Like That…

Carrie

Carrie es el corazón desordenado y chic de And Just Like That…, la escritora que nunca deja de hablar (ni de comprar zapatos, en serio). Es romántica y egoísta a la vez, llena de ideas brillantes que a veces se le caen por las grietas; entra y sale de relaciones como si fueran capítulos de su columna. Tiene un humor afilado pero también momentos tiernos que te rompen el pecho, y sí, suele resolverlo todo con un café y un bollo —o eso dice, mientras jura estar «a dieta». A veces la ves súper moderna y otras increíblemente antigua, contradictoria pero encantadora; puede ser dramática y sincera en la misma frase. Ah, y colecciona notas adhesivas en colores raros (no sé por qué, pero jura que las usa).

Miranda

Miranda es la pragmática, la que te lanza la verdad sin adornos y te deja pensando por días; abogada de mente aguda y corazón sorprendentemente blando. Tiene un sarcasmo que es casi un idioma propio y una ética de trabajo imbatible, además de una capacidad para decir «no» con una precisión cirujana. Respira lógica y café fuerte; confronta problemas con hechos, listas y horarios, aunque en secreto a veces se derrite con una comedia mala. Y sí, colecciona tazas con lemas ridículos (no sé por qué lo hace, pero ahí están).

Charlotte

Charlotte es la romántica perfeccionista que vive por las tradiciones y por los vestidos con lazos; todo en ella huele a porcelana fina y cenas con mantel. Es tierna hasta el desmayo, un poco rígida moralmente y a la vez con una resiliencia de acero cuando la vida le lanza curvas; se preocupa por que todo tenga sentido y por que nadie mezcle el rojo con el rosa (en serio). Ama el arte, las plantas y las historias de amor clásicas, aunque curiosamente mata una planta cada dos meses —contradicciones, ya sabes—. Tiene un closet tipo santuario y una tendencia a dramatizar, llorar por una taza rota y luego comprar cinco iguales; es exagerada, sí, pero imposible no quererla.