Sobre Major Crimes en pocas palabras:

Major Crimes es una serie de televisión de drama criminal que sigue a la División de Delitos Mayores del Departamento de Policía de Los Ángeles mientras investigan casos complejos y llevan a los criminales ante la justicia. El programa cuenta con un elenco diverso de personajes, incluyendo a la Capitana Sharon Raydor, quien lidera al equipo con un enfoque directo, y al Detective Julio Sánchez, quien proporciona alivio cómico con su ingenio rápido. Con tramas intensas y personajes convincentes, Major Crimes mantiene a los espectadores al borde de sus asientos.

Conoce a los personajes de Major Crimes

Sharon Raydor

Sharon Raydor es la mujer que parece tener todo bajo control pero secretamente disfruta de las contradicciones; oficial, austera y con una paciencia de monje, y aún así tiene ese sentido del humor seco que te sorprende cuando menos lo esperas. Siempre profesional —casi militar— pero también le gusta coleccionar agujas de punto (sí, en serio) y dice que le calma la mente, lo cual es adorable y raro a la vez. Tiene una brújula moral inflexible y al mismo tiempo sabe negociar como nadie, aunque confiesa que a veces pierde la paciencia con los teléfonos inteligentes (no se lo cuenten a nadie). Es la clase de persona que te corrige con cariño y luego te trae té cuando estás hasta el cuello de trabajo; líder por naturaleza, pero más humana de lo que deja ver.

Louie Provenza

Provenza es ese viejo zorro del departamento que ha visto de todo y todavía se ríe como si fuera la primera vez; cascarrabias, irreverente y con una memoria selectiva espectacular (recuerda un caso de hace 30 años pero no dónde dejó las llaves). Tiene historias interminables, acentos dudosos y una tendencia a romper las reglas pero siempre con un extraño código de honor, y sí, murmura canciones de antaño mientras conduce. Le encanta la camaradería, odia el papeleo, y sorprendentemente sabe bailar un poco —o al menos lo intenta en las reuniones sociales—. Es encantadoramente desordenado: guarda recuerdos en cajones que ni él entiende, y aun así todo funciona porque Provenza es el tipo que arregla lo que nadie más puede.

Andy Flynn

Andy Flynn es el tipo confiable y encantador que se planta justo en medio del caos y hace que todo parezca manejable, con un sarcasmo amable y una sonrisa que salva el día más de una vez. Es directo, a veces demasiado honesto, pero su lealtad es feroz; protege a su gente como si fuera familia (y lo es, casi literalmente). Le gusta hacer bromas en momentos totalmente inapropiados y de repente te sorprende con un gesto serio y perfectamente medido —confusión garantizada—. Tiene ese equilibrio entre callejero y profesional que lo hace querido por todos; y sí, colecciona camisetas viejas de equipos deportivos que cree que algún día volverán a estar de moda.

Mike Tao

Mike Tao parece la calma en persona: observador, metódico y con una paciencia que raya en lo zen, pero ojo, porque cuando se enfada lo hace con una precisión que da miedo. Es increíblemente perceptivo, nota detalles que otros pasan por alto (incluso el color de las tazas en la comisaría) y tiene un humor seco que aparece en momentos inesperados. Le gustan las rutinas, los café bien cargados y los horarios, aunque en algún momento confesó que no duerme si hay una serie buena en la tele —pequeña contradicción, lo sé—. Es el tipo que te da consejos prácticos y luego aparece con un dato raro sobre historia de la ciudad, porque claro, él siempre está investigando algo.

Julio Sanchez

Julio es fuego puro: intenso, leal, emocional y con una energía que consume la habitación —y sí, a veces se mete en problemas por no medir la reacción, lo típico—. Tiene un sentido de la justicia que te pega como una bofetada: no puede ver a alguien siendo lastimado sin intervenir, y eso lo hace espectacularmente heroico y también un poco imprudente. Es protector con sus amigos, tiene un pasado que lo persigue (y él lo recuerda medio románticamente, a veces exagerado) y su risa es contagiosa cuando su guardia baja. Además, le encantan las películas de acción viejas y podría recitar diálogos completos en noches de nostalgia, lo cual no pega con su lado vulnerable pero ahí está.

Buzz Watson

Buzz es el corazón práctico del equipo, el que siempre encuentra la vía media y tiene soluciones que son raramente sobrenaturales pero funcionan; sensible, con un optimismo discreto y un talento para no dejar que la oficina se derrumbe. Es amable hasta decir basta, lo cual a veces lo hace parecer ingenuo pero en realidad tiene una astucia tranquila que sorprende. Lleva una camiseta con logo feo en casi todas las fotos y colecciona tazas de café (no preguntes por cuántas tiene), y sí, a veces canta en voz baja en su escritorio cuando nadie lo escucha. Es el tipo que te llama por las cosas pequeñas, te envía memes a las 2 a.m. y luego aparece a ayudar sin hacer drama.

Amy Sykes

Amy Sykes es fuego controlado: calculadora, eficiente y con una presencia que impone respeto sin alardes, aunque de vez en cuando deja escapar una sonrisa que desarma a cualquiera —momento raro pero glorioso—. Es profesional hasta la médula y espera lo mismo de los demás, pero también tiene una vena protectora hacia quienes considera parte del equipo; no es sentimental, pero cuando lo es, lo notas porque lo hace con gestos concretos. Tiene una memoria fotográfica para detalles de casos (y chismes, por supuesto) y un amor secreto por la música indie —dice que es «por estudio», pero sospecho que la lista de reproducción es bastante personal. Es esa mezcla de espada y manta: te corta cuando debe pero también te cubre si estás helado.

Rusty Beck

Rusty es el comodín con un lado dulce: curioso, inteligente y con una resiliencia que te derrite, a veces parece más viejo que su edad por lo que ha vivido, pero también tiene manías adolescentes (videos virales, snacks raros, cosas así). Tiene un brillo en los ojos cuando habla de películas o de justicia, y a la vez una vulnerabilidad que te hace querer protegerlo sin exagerar (o sí, exagera, yo lo hago). Es sorprendentemente DIY —arregla cosas, lee blogs de true crime a las 3 a.m.— y mezcla humor oscuro con ternura de forma desconcertante pero perfecta. A veces contradice sus propias opiniones en la misma frase y ahí está la gracia: impredecible y entrañable, todo en uno.