Sobre Ozark en pocas palabras:

«Ozark» es una serie de drama criminal aclamada por la crítica en Netflix que sigue la historia de un planificador financiero, Marty Byrde, quien mueve a su familia a los Ozarks para lavar dinero para un cartel de drogas. A medida que navegan por su peligroso nuevo estilo de vida, se ven atrapados en el mundo del crimen y enfrentan numerosos desafíos en el camino. La serie es conocida por sus intensos giros argumentales y personajes dinámicos, lo que la convierte en una visita obligada para los fanáticos del género.

Conoce a los personajes de Ozark

Martin Byrde

Marty es el tipo que te hace creer que el caos tiene un plan, siempre calculando dos pasos por delante y con esa voz tranquila que te da ganas de confiar aunque deberías huir. Ama los números como otros aman a sus hijos, pero también se enreda emocionalmente de formas que no esperas (sí, se equivoca, no es frío del todo). Le gusta pescar —o eso dice— y de pronto aparece con soluciones tan frías como brillantes, aunque a veces olvida lo obvio porque está pensando en la siguiente jugada. Es el cerebro que se siente culpable, y esa culpa es casi su motor.

Wendy Byrde

Wendy es pura ambición doméstica hecha persona: madre, estratega político y una roca que a veces patea cascotes para construir su torre. Fría pero visceral, capaz de cortes que duelen y de gestos de madre que sorprenden; es contradictoria y por eso es tan adictiva de ver. Cambia de máscara según convenga y, oh, cuando se enfoca en un objetivo no hay quien la pare (tiene paciencia… y ferocidad). A veces parece disfrutar ser implacable, pero también colecciona pequeñas debilidades que la humanizan —aunque no siempre lo admitirá.

Charlotte Byrde

Charlotte es esa adolescente que parece frágil y de pronto te lanza una mirada que corta; sensible, rara, muy complicada. Se come sus emociones y luego explota en formas que nadie espera, y en absoluto es predecible: quiere normalidad pero sabotea la propia idea de normalidad. Tiene aficiones raras a veces —escribe cosas, o dibuja, o se encierra a oír música a todo volumen— y guarda secretos que el resto no sabe ni adivina. Es la pieza que reacciona al mundo destruido de los adultos con una mezcla de rabia y ternura.

Jonah Byrde

Jonah es el hijo listo, curioso y peligrosamente observador; parece más una sombra que un niño, siempre registrando, aprendiendo. Tiene esa mezcla de ingenio técnico y cinismo precoz que da un poco de miedo, porque aprende rápido de lo que ve y no olvida. Le gustan las cosas prácticas (robots, barcos de papel, no sé) y además tiene un lado sorprendentemente vulnerable que sale en momentos raros. No es el típico niño adorable; es más bien el que podría dirigir el futuro o romperlo.

Ruth Langmore

Ruth es puro fuego: leal, feroz, con lengua afilada y un amor por las trampas y las soluciones rápidas; te enamoras de su valentía aunque a veces te haga chillar. Tiene un código moral propio, bastante flexible, pero siempre con una extraña nobleza debajo de la rudeza —como si el barro fuera su armadura. Es explosiva pero también emocionalmente compleja; canta en el coche, llora en silencio y planea golpes como quien hace la compra. Ah, y cree que sabe conducir mejor que cualquiera (lo cual puede ser verdad o no, depende del día).

Darlene Snell

Darlene es puro instinto rural llevado a un extremo: brutal, silenciosa (o no) y con una relación tóxica con la violencia y el terreno que controla. Cultiva cosas que nadie quiere cultivar y las defiende como si fueran suyos (que lo son), con una fidelidad casi feudal. Tiene un amor por lo tradicional que roza lo bizarro, y a veces resulta aterradora y, en otros momentos, extrañamente maternal. Es la persona que no pide permiso, solo actúa, y luego explica sus motivos con la misma naturalidad con que recoge flores —sí, flores, no lo pillas pero ahí está el detalle raro.

Wyatt Langmore

Wyatt es el primo tranquilo que intenta ser buena gente en un mundo que empuja todo hacia lo contrario; callado, dulce y con una mezcla de ingenuidad y determinación. Le gusta arreglar cosas, tiene manos prácticas y a veces escribe (sí, quizá poemas tontos en su teléfono). Quiere salir adelante sin pisar cabezas, lo cual es admirable y tontamente peligroso en su entorno —es como un ave intentando volar en medio de tormenta. Un tipo sensible que sorprende porque cuando se enfada, es serio de verdad.

Rachel

Rachel es esa presencia del bar que parece simple hasta que te das cuenta de que te está leyendo mejor que tú a ti mismo; sarcástica, cansada y con un pasado que asoma en sus ojos. Ha aprendido a sobrevivir en mundos pequeñitos y oscuros, y maneja la conversación como si fuera una herramienta de supervivencia (y a veces lo es). Tiene momentos de una honestidad brutal y otros de humor incómodo, como si esquivara la pena con chistes. No es víctima ni villana; es alguien que sigue el instinto y, a su manera, se cuida.

Roy Petty

Roy es el agente obsesionado que convierte la ley en una misión personal; brillante, manipulative y con un ego que no cabe en la oficina. Tiene métodos que bordean lo éticamente reprochable y una terquedad que raya en la locura; lo ves venir y aun así te impresiona. Por fuera es profesional, por dentro está roto, y esa mezcla lo hace inquietantemente efectivo. Ah, y tiene ese humor seco que te hace reír cuando no deberías.

Jacob Snell

Jacob es el patriarca del crimen rural —antiguo, orgulloso, con costumbres que podrías llamar anacrónicas y peligrosas a la vez. Ama el control sobre su territorio y mantiene tradiciones que implican tanto parentesco como sangre y miedo. Habla poco, pero cuando lo hace manda; es calculador, y a veces hasta melancólico, como si recordara tiempos mejores (o peores, no sé). Tiene una mezcla de orgullo y vulnerabilidad que te desconcierta, especialmente cuando muestra cariño de formas muy raras.

Sam Dermody

Sam es ese personaje secundario que aparece con cara de buena intención pero con más capas de las que esperabas; a veces torpe, a veces sorprendentemente astuto. Tiene una moral flexible y una impulsividad que lo mete en líos, pero también una lealtad inesperada (o eso parece, o no, depende del capítulo). Habla rápido, se equivoca igual de rápido y luego intenta arreglarlo con una sonrisa nerviosa. Es el tipo que quieres que funcione… y luego te sorprende fallando de formas humanas y casi entrañables.