Sobre Sherlock en pocas palabras:

Sherlock es una serie de televisión británica de drama criminal basada en las historias de detectives de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle. El programa sigue las aventuras del brillante y excéntrico detective Sherlock Holmes (Benedict Cumberbatch) y su leal amigo y asistente, el Dr. John Watson (Martin Freeman), mientras resuelven casos complejos y a menudo peligrosos en el Londres moderno. Con un elenco sólido, escritura inteligente y visuales impresionantes, la serie se ha convertido en un favorito querido entre los fanáticos del género de crimen y misterio.

Conoce a los personajes de Sherlock

Mrs. Hudson

¡Mrs. Hudson es la casera que todos amamos odiar y amar al mismo tiempo! Es cariñosa, dura y tiene una paciencia infinita con esos dos (bueno, tres) hombres en Baker Street —pero ojo, también te puede soltar una frase letal sin avisar. Le encanta cocinar aunque a veces queme las galletas y jure que era intencional, y tiene un historial de chismes que haría palidecer a cualquier tabloide. Siempre parece pequeña y doméstica hasta que te das cuenta de que no se le escapa nada; no sé cómo lo hace, juro que tiene ojos en la nuca.

Mary Watson

Mary es un misterio envuelto en sonrisas; elegante, decidida y con un pasado que no encaja en las tazas del té del vecindario. Exmilitar, confiada y letal cuando hace falta, pero también adora cosas cursis como pelis románticas (¿en serio?) y joyería fina. Tiene esa mezcla rarísima de vulnerabilidad y nervio; una vez te confunde y al minuto siguiente te deja impresionado. A veces parece fría y calculadora, otras veces llora en la cocina; no sé, la adoro por eso.

Eurus Holmes

Eurus es… peligroosamente fascinante. Misteriosa hasta el extremo, inteligente en una forma que asusta y con una calma que te hiela la sangre, como si jugara con piezas que nosotros ni vemos. Puede parecer infantil (sí, otra vez con juguetes) y a la vez tan adulta y cruel que te cuestionas todo lo que creías saber de los Holmes. Tiene gestos extraños, canta a veces y luego te rompe el corazón sin esfuerzo, y juro que hay algo de tristeza muy profunda ahí.

Greg Lestrade

Lestrade es el poli del barrio que no se rinde, con la mezcla perfecta de sobriedad y cansancio británico; trabaja hasta que no puede más y aun así llega una llamada y va. Es honesto, profesional y secretamente fanboy de Sherlock (lo admite a regañadientes) —a veces le cabrea muchísimo, otras le salva el día. Le gustan las cosas claras, los informes bien hechos y las donas en el despacho (o al menos eso es lo que imagino). Tiene un buen corazón y una paciencia de santo, y aunque parezca comedido, en el fondo es un tipo que se parte la cara por la gente.

Molly Hooper

Molly es adorable y tristemente adorable —tímida, dulce, brillante en el trabajo y con un crush eterno por Sherlock que duele de bonito. Trabaja en el depósito de cadáveres, sabe de anatomía como nadie y tiene una ternura torpe que te hace querer abrazarla (si no fuera tan profesional, claro). A veces tiene un momento de coraje inesperado y se planta frente a cualquiera; otras veces llora en el baño con té. Es un desastre ordenado: sus cajones están impecables pero su vida amorosa es un caos, típica Molly.

Mycroft Holmes

Mycroft es el cerebro del gobierno y el hermano que te mira con desprecio eterno; elegante, omnisciente y con una pereza divina que asusta. Sabe todo y aparentemente no hace nada… hasta que mueve una ficha y resulta que hizo algo enorme sin avisarte. Ama el té y la burocracia (cuando dice que ama la burocracia lo digo en serio, en serio) y tiene ese humor seco que solo entiendes si has leído muchas correspondencias diplomáticas. Confía en su propio juicio más que en sus emociones, aunque a veces (solo a veces) muestra un ápice de cariño que te deja en shock.

Jim Moriarty

Moriarty es caos con traje: brillante, teatral y peligrosamente divertido; vive para el juego y para ver cómo se rompe todo. Es encantador y asesino a la vez, con una risa que te persigue en sueños y un amor por los planes imposibles. Le importa un comino la moralidad, pero curiosamente tiene un código perverso propio (no preguntes, mejor no entenderlo). A veces parece inmaduro y juguetón, otras veces es la personificación del desastre calculado —y encima tiene un gusto por los detalles exquisitos (vino caro, notas crípticas).

Sherlock Holmes

Sherlock es el genio arrogante que te gana aunque no quiera, frío como el acero pero con destellos de humanidad que sacan lágrimas (sí, lo admito). Observador hasta lo enfermizo, vive para resolver cosas y desprecia lo mundano —y sin embargo te toca la parte más humana cuando menos lo esperas. Es brillante, impredecible y con hábitos rarísimos (violín a las 3 a.m., experimentos extraños, periodos de «aburrimiento» donde todo puede explotar). A veces es insensible y otras es sorprendentemente tierno; es un desastre controlado y me fascina cada contradicción.

John Watson

John es el corazón del dúo, honesto, leal, con sentido común y una paciencia que sobrevive a lo imposible. Médico, veterano, narrador de la historia (sí, es el que escribe las cosas para que nosotros las leamos), y además tiene un humor seco que corta como cuchillo. Ama el curry, las cañas y las amistades de verdad; se enfada, sufre, pero siempre vuelve a ponerse la bata o la chaqueta para seguir adelante. A veces se deja llevar por la nostalgia, otras veces actúa como el más valiente sin pensar; es humano, y por eso lo quiero tanto.