Sobre Silo en pocas palabras:

Silo es una cautivadora serie de ciencia ficción postapocalíptica del escritor estadounidense Hugh Howey. Ambientada en un futuro desolado, la historia gira en torno a los restos de la humanidad que viven en el Silo, una enorme ciudad subterránea de 144 pisos. A medida que la narrativa se desarrolla, los lectores siguen las vidas de varios personajes, incluyendo al sheriff Holston, Juliette, Jahns y Marnes, quienes desempeñan un papel significativo en desentrañar el enigma que rodea al Silo y sus secretos. Una exploración provocadora del sobrevivir, la esperanza y la naturaleza humana, Silo ha cautivado a lectores de todo el mundo con sus personajes ricamente dibujados y su trasfondo distópico.

Conoce a los personajes de Silo

Juliette

Juliette es puro músculo y ternura en una sola persona, la mecánica ruda que siempre termina arreglando lo que nadie más entiende. Terco, práctico, con esa manía de guardar tornillos en los bolsillos (y luego no encontrarlos cuando más los necesita), pero con un corazón enorme que no siempre quiere admitir que lo tiene. Se enfada con todo el mundo y al minuto está ayudando a alguien a ponerse de pie; contradictoria, sí, y por eso la quieres. Y ojo, tiene una curiosidad implacable que la mete en problemas —y en aventuras— sin pedir permiso.

Sims

Sims da la sensación de que sabe más de la gente que de sí mismo, tranquilo, con esa voz de quien trabaja con datos y secretos hasta las tres de la mañana. Es el tipo que sonríe y te ofrece ayuda mientras mueve hilos invisibles; frío y por momentos casi paternal, pero también un poco escalofriante, como si prefiriera a las máquinas sobre las personas (aunque luego le des un libro viejo y se le note emocionado). Ama los rompecabezas y las rutinas, colecciona patrones, y sí, a veces actúa como un santo y otras como el villano de la esquina —no siempre queda claro por qué. Un personaje que te fascina y te incomoda a la vez, y te juro que a veces parece que tararea cuando hace algo terrible.

Allison

Allison es esa mezcla de maestra/archivista-sufrida que guarda historias y las cuenta en voz baja cuando quiere sorprenderte. Tiene una paciencia enorme, una habilidad para escuchar que te derriba, y un sentido de la justicia pequeñito pero afilado; no es la más ruidosa, pero cuando habla la sala se calla. Le encantan las tazas con dibujos (tiene demasiadas, y ninguna combina), y a veces olvida dónde dejó las llaves porque estaba pensando en un poema o en la historia de alguien. Es cálida pero con límites, sensible pero con un plan —no la subestimes, de verdad.

Lukas Kyle

Lukas es ese tipo que parece salido de novela de aventuras: carismático, impulsivo, con manos que arreglan tanto un motor como una situación incómoda. Tiene sentido del humor nervioso, flirtea con los momentos serios y luego se pone a silbar como si nada —aunque en el fondo está siempre calculando el siguiente movimiento. Le gusta trepar por lugares extraños (sí, literalmente), y al mismo tiempo tiene pánico a lo inesperado, lo cual es rarísimo pero muy suyo. Es leal hasta la médula, dramático cuando hace falta, y sorprendentemente sentimental con objetos que nadie más notaría.

Bernard

Bernard es el hombre de protocolos y listas, un organizador nato que ama el orden casi tanto como un chiste malo. Tiene esa voz de quien lleva años en el cargo, ojos que miran como archivadores y una paciencia que parece no acabarse nunca; y sin embargo, cuando se le enciende algo por dentro, puede ser terriblemente vehemente. Le gusta el té fuerte y tiene una colección de plumas (sí, plumas, como si escribiera novelas en su cabeza), y a veces se permite ser más blando de lo que su puesto le exige. Es el tipo que te dará reglas y luego te tapará la espalda cuando menos lo esperes —aunque te lo diga con un sermón.

Martha Walker

Martha es la mezcla perfecta de madre dura y estratega fría, la persona que recuerda apilar prioridades como si fueran platos en la fregadera. Organizada, directa, con esa sonrisa que no siempre llega a los ojos; manda con mano firme pero trae esa calma que te hace confiar, incluso cuando hace cosas que te dejan pensando “¿en serio lo hizo?”. Colecciona frases sabias (algunas repetidas hasta el cansancio) y tiene un humor seco que aparece en los peores momentos, lo cual es sorprendentemente reconfortante. A veces parece eterna, otras veces se le nota frágil en un segundo, y justo ahí es cuando te das cuenta de lo humana que es.