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¿Qué monstruo sobrenatural eres?

¡Bienvenido al intrigante mundo de lo Sobrenatural! ¿Estás listo para descubrir qué monstruo sobrenatural se esconde dentro de ti? En este emocionante cuestionario, inspirado en la popular serie de televisión "Sobrenatural", te embarcarás en un viaje a través del oscuro y misterioso reino de lo sobrenatural. ¿Eres un fantasma vengativo, un vampiro sediento de sangre, un hombre lobo que cambia de forma o tal vez un demonio travieso? Descubre tu verdadera naturaleza mientras navegas a través de una serie de preguntas cuidadosamente elaboradas que exploran tu personalidad, preferencias e instintos. ¿Estás listo para abrazar lo desconocido? ¡Desplázate hacia abajo y haz clic en el botón de inicio para comenzar este épico cuestionario y descubrir la criatura sobrenatural que se esconde dentro de ti!

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué monstruo sobrenatural eres?

Sobre Supernatural en pocas palabras:

«Supernatural» es una serie de televisión increíblemente cautivadora que ha atrapado al público con su emocionante combinación de elementos sobrenaturales, aventuras emocionantes y personajes complejos. El programa sigue a los hermanos Winchester, Sam y Dean, mientras viajan por los Estados Unidos en su icónica Chevy Impala negra, luchando contra criaturas sobrenaturales, demonios y otras entidades malignas. Con su rica mitología, narración intrincada y un equilibrio perfecto de suspense, humor y corazón, «Supernatural» se ha convertido en un clásico de culto. La serie explora temas de familia, lealtad, sacrificio y la lucha eterna entre el bien y el mal. Abarcando más de 15 temporadas, «Supernatural» ha dejado una marca indeleble en la cultura popular y continúa cautivando a los espectadores con su lore sobrenatural y el vínculo inquebrantable entre los hermanos Winchester.

Conoce a los monstruos sobrenaturales

Ghost

Este fantasma es melancólico y un poco dramático, como si viviera en eterno replay de su mejor y peor momento, ¡y a veces ambos al mismo tiempo! Aparece en los rincones con luz tenue y luego se esfuma cuando intentas agarrarlo, aunque jura que no tiene nada contra las linternas LED (no del todo cierto). Le encanta mirar fotos antiguas y coleccionar llaves que no abren nada; también murmura consejos útiles a las plantas, cosa rara, lo sé. Tiene un sentido del humor seco, ocasionalmente se enamora de un eco y justo cuando crees que es triste, te cuenta un chiste terrible.

Rakshasa

Rakshasa es puro descaro y elegancia demoníaca, cambiante como una sombra en seda; te invita a cenar y luego te mira con esos ojos que no son exactamente ojos. Cambia de forma, habla en dialectos que nadie reconoce y te roba el postre por deporte —y por supuesto niega haberlo hecho—. Tiene gustos refinados (dulces, perfumes raros) pero también colecciona huesos de cosas que no deberías preguntar, y a veces sorprende siendo compasivo con gatos callejeros. Es peligroso, sí, pero también es divertido en plan «no lo mires fijamente» y de vez en cuando recita poesía.

Shojo

El shōjō (sí, ese niño pelirrojo que ama el sake) es fiestero, risueño y un poquito dramático, siempre listo para brindar por la vida… y por la pesca. Se enrojece con facilidad (literalmente), baila sobre mesas, y tiene un gusto impecable por los abalorios marinos; pero atención, puede volverse serio en un abrir y cerrar de ojos, cuando las olas se lo piden. Le gusta regalar frutas raras y a veces regala consejos de vida que no tienen sentido, tipo «baila bajo la luna con medias de colores» —y juro que eso ayudó a alguien una vez. Es adorable y travieso, y sí, puede darle un abrazo apretado o asustarte con un rugido inesperado.

Pishtaco

El pishtaco es una figura sombría, de leyenda andina, asociado a las noches y a la grasa robada (sí, suena horrible, pero así es), y tiene una presencia que te hace revisar la cerradura dos veces. Es astuto, sigiloso y con una aversión sorprendente por los perros ruidosos; aunque a veces lo verás dejando migas de pan —¿por qué? nadie lo sabe—. Hay versiones que lo pintan como un monstruo blanco, otras como un vecino con mala intención: contradicciones culturales, ya sabes. Tiene un aura de advertencia eterna y, en secreto, colecciona botones de chaqueta bonitos; no preguntes cómo.

Changeling

El changeling es pura inquietud y misterio, un niño que no encaja y que te mira con ojos demasiado viejos o demasiado jóvenes, según el día. Se siente como una pieza fuera de lugar, robada por las hadas o por esa hora equivocada, y tiene un talento magistral para copiar gestos humanos con una precisión inquietante. Es curioso, a veces tierno y otras veces completamente ajeno, y tiende a olvidar cumpleaños mientras memoriza el sonido de una puerta chirriante. Un poco tragicómico: puede cantar como un ruiseñor y perderse en un laberinto de perfume de flores, luego desaparecer porque se aburrió; no es que sea mala onda, simplemente necesita otra forma.

Leviathan

Leviathan es la tormenta hecha carne (o agua, no sé), una bestia colosal con una calma ancestral que asusta y fascina a partes iguales. Es antiguo, profundo, dice cosas con olas y a veces parece más un pensamiento que un monstruo; a la vez, tiene un sentido del humor extraño —protector con algunos barcos y fatalista con otros—. Le gustan las noches sin luna y las gaviotas, sí, las gaviotas (contradicciones de la mitología, qué le vamos a hacer). Te hipnotiza con su tamaño y luego te deja preguntándote si fue amenaza, guardián o simplemente un pez muy, muy educado.

Wendigo

El wendigo es hambre pura, esa sensación de agujero que no se llena, envuelto en piel y frío; mira a la gente como quien mira comida, lo cual es terrorífico. Es delgado hasta lo imposible, lleva la soledad como una bufanda y canta en noches heladas… o a veces tararea una melodía bonita, no preguntes por qué. Tiene reglas antiguas sobre el respeto y la supervivencia, pero también una impulsividad que lo hace peligroso cuando la escasez aprieta. Horrible y trágico a la vez, y con un gusto espeluznante por lo prohibido: un antihéroe de las montañas nevadas.

Rougarou

El rougarou es un blues de pantano hecho carne: cruel, maldito y con un acento que huele a musgo y café frío. Es la leyenda cajún/creole de la transformación, una mezcla de lobo y humano con ganas de volver a ser normal —o de olvidar, depende del día—. Le encanta la noche, la música en una jarra y las carreteras de tierra; curiosamente, a veces protege a la gente del pantano (sí, lector, contradicciones morales). Tiene una melancolía preciosa y una rabia antigua, y puedes sentir su respiración cuando pasas por un puente viejo, o tal vez solo fueron los grillos, quién sabe.

Arachne

Arachne es tejido, orgullo y desafío; una tejedora que dijo un «no» rotundo a los dioses y terminó con ocho brazos para hacerlo lo mejor posible. Es feroz, creativa hasta el vértigo, y su telaraña es una obra de arte que da igual si te atrapa: la mirarás igual. A veces es noble y educada, tomando té en una silla diminuta, y otras es la pesadilla que no puedes ignorar; odiaría que le toques la lana, pero es probable que te regale un trozo si le caes bien. Tiene un humor seco y una paciencia infinita para las plagas humanas; solo no le rompas la hebra, porfa.