Sobre Downton Abbey en pocas palabras:

Downton Abbey es una serie de televisión británica de drama histórico que tiene lugar a principios del siglo XX, que representa las vidas de la familia aristocrática Crawley y sus sirvientes en la finca ficticia de Downton Abbey. El espectáculo explora los cambios sociales y culturales de la época, incluido el impacto de la Primera Guerra Mundial, el surgimiento de la tecnología y los roles en evolución de las mujeres. Con un elenco talentoso, tramas intrincadas y visuales impresionantes, Downton Abbey se ha convertido en un favorito de los fanáticos y un fenómeno cultural, obteniendo aclamación crítica y numerosos premios durante sus seis temporadas.

Conoce a los personajes de Downton Abbey

Robert Crawley

¡Robert es el patriarca clásico, todo nobleza y protocolos! Terco como él solo, adora Downton con una devoción casi teatral, y a veces parece vivir en otra época (en el buen sentido, o al menos eso piensa). Le encanta mantener las tradiciones pero también se suele poner muy sensible por cualquier cambio —a veces decide rápido y otras lo medita hasta el infinito, es un poco contradictorio, sí—. Tiene ese humor seco que aparece cuando menos lo esperas y, eh, creo que secretamente le gustan los jardines más de lo que admite.

Mrs. Hughes

La señora Hughes es la nanny-guardiana del servicio, la que pone orden cuando todo va a la deriva; pura firmeza con corazón. Es estricta pero maternal, te corrige y luego te da un té como si nada (y probablemente te dé una mirada que te deja en tu sitio). Siempre tiene una palabra sensata y, curiosamente, parece saber todos los chismes aunque dice que no le interesan; eso sí, nunca falla en proteger a su gente. A veces parece implacable y al rato te sorprende con una ternura discreta, como si fuera autoritaria por obligación.

Cora Crawley

Cora es la americana sofisticada que irrumpió en la aristocracia con mucha clase y mucha paella —no, no paella, mala broma—, pero sí con intuición práctica. Generosa, moderna en ideas (a veces demasiado para los granjeros), y con un instinto maternal que salva muchas situaciones. Se nota que maneja su propio mundo; le encanta la filantropía y las conversaciones sobre progreso, aunque también disfruta de los vestidos y los bailes, claro. Cambiante a ratos: parece siempre contenta pero hay una fortaleza tranquila bajo la sonrisa perfecta.

John Bates

Bates es el alma silenciosa y leal de la casa, el tipo con mirada triste pero manos de oro. Valiente, fiel hasta lo extremo, y con una paciencia enorme (y ese problema de la pierna que le da un aire estoico, sí). Hay algo tan noble en cómo enfrenta las injusticias que te rompe el corazón cada vez; además, su amor por Anna es casi una novela aparte. De vez en cuando su habilidad para meterse en líos es impresionante —como si la fortuna tuviera sentido del humor cruel—.

Lady Edith Crawley

Edith es la superviviente; la que aprendió a hacerse ver a golpes y a escribir su propio destino con tinta resistente. Al principio la ningunean, pero luego se transforma en alguien con ambición y carácter (y sí, a veces caga en decisiones amorosas, humanos somos). Tiene un ingenio seco, busca respeto y demuestra que puede ser mantra y tormenta a la vez; además, sorprende con momentos de ternura que no esperas. A veces parece desordenada en su vida personal y luego impecable en su trabajo, pequeña contradicción que la hace real.

Charles Carson

Carson (sí, Mr. Carson, el señor de los trajes perfectos) es la encarnación de la decencia victoriana meticulosa. Formal hasta el tuétano, protector de la casa y de las tradiciones como si fueran reliquias familiares, su dignidad es casi un personaje más. Puede ser severo, pero luego te das cuenta de que tiene un lado sentimental —ojo, lo oculta detrás de un pañuelo— y le duele cualquier desorden moral. Y no sé por qué, pero imagino que colecciona cucharillas o algo así, un pequeño fetiche de biblioteca doméstica.

Lady Mary Crawley

Mary es fuego y terciopelo: hermosa, inteligente y peligrosamente afilada, con una autoestima que corta cristales. Controladora con el legado y protectora a su manera (a veces demasiado), es la que toma decisiones duras y las sostiene con estilo; amor-odio garantiza. Tiene momentos de vulnerabilidad que la humanizan y, oye, sabe dar la puñalada verbal justa cuando hace falta. De vez en cuando parece fría pero en su interior hay un drama enorme, además jura que no lee novelas románticas… mentiría, ¿no?

Anna Bates

Anna es el pequeño gran soporte emocional del servicio, siempre atenta, discreta y con una fuerza que sorprende. Leal como pocos, practica la empatía hasta límites artísticos y protege a los suyos sin alardes; además, es curiosamente perspicaz en asuntos que a otros se les escapan. Tiene esa ternura que te hace confiar en ella al segundo, pero ojo: también sabe guardar secretos y la garra cuando la situación lo exige. Y sí, creo que se ríe con chistes malos en la cocina, cosa que la hace adorable.

Thomas Barrow

Thomas es la bomba de relojería del drama: ambicioso, atraviesa moralidades con una sonrisa y a veces da ganas de abofetearlo, otras de abrazarlo (sí, contradicciones). Es el maestro del chantaje y del comentario punzante, pero también muestra destellos de humanidad que te dejan perplexo; en resumen, no sabes si odiarlo o protegerlo. Tiene un humor retorcido y un gusto por el escándalo, y curiosamente a menudo actúa por miedo más que por maldad. Apuesto a que tiene una rutina secreta de pulir cubiertos a oscuras para sentirse en control.

Daisy Mason

Daisy es la chica de cocina con corazón enorme y bocas: ingenua al principio pero con un crecimiento que da gusto ver. Tiene una voz directa que te tumba con una frase honesta y una devoción por las flores y la comida casera; además, su entusiasmo es contagioso (y a veces torpe, pero encantador). Evoluciona de tímida a lanzada, con una mezcla de humildad y sueños inesperados; y sí, canta en la cocina cuando nadie la mira. A veces piensa que la vida es más sencilla de lo que resulta, y ahí está la tensión linda.

Mrs. Patmore

La señora Patmore es la diosa de la cocina: contundente, experta, con manos de acero y corazón de pan recién hecho. Mandona y cariñosa a la vez, protege su cocina como si fuera la línea de defensa de la moral doméstica; si algo sale mal en un pastel, prepárate para juicio. Tiene un humor seco, le encanta un buen cotilleo y es muy práctica en asuntos del corazón (y la comida), con reacciones explosivas cuando la cosa se pone seria. Ah, y colecciona frascos de mermelada por si acaso, no sé por qué lo digo pero lo imagino.