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¿Qué personaje de ‘La Era Dorada’ eres?

Retrocede en el tiempo a la opulencia y el exceso de la Era Dorada y descubre con qué personaje te identificas más. ¿Serás un astuto magnate o un filántropo socialite? ¡Realiza nuestro cuestionario y descúbrelo! Desplázate hacia abajo y haz clic en el botón de inicio para comenzar tu viaje por el mundo lujoso de la Era Dorada.

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de La Era Dorada eres?

Sobre The Gilded Age en pocas palabras:

La Era Dorada es una serie de televisión ambientada en la América de finales del siglo XIX, que explora las vidas de los ricos industriales, políticos y socialités. El espectáculo representa la extravagancia y la corrupción de la época, así como las luchas de aquellos atrapados en medio de todo ello.

Conoce a los personajes de La Era Dorada

Bertha Russell

Bertha es fuego y tablero de ajedrez al mismo tiempo, siempre calculando quién tiene que mover y cómo. Una mujer de hierro con vestidos impecables y un gusto por las decisiones drásticas, aunque a veces te juro que se le cae una lágrima viendo una película cursi (no es broma). Le encanta mandar, y lo hace con esa mezcla de cariño raro y mano dura; a la vez puede ser sorprendentemente tierna con detalles pequeñitos que nadie nota. Tiene hábitos que parecen antiguos pero toma decisiones muy modernas, contradicciones incluidas, y eso la hace fascinante.

Bannister

Bannister es el tipo serio del pueblo, del que todos sospechan pero que en realidad es más complejo que eso. Se mantiene en silencio por lo general, pero cuando habla se nota que ha pensado mil veces cada palabra —o eso parece—, aunque a veces suelta un chiste seco y te sorprende. Ama el orden, la puntualidad y probablemente tiene una libreta con notas que nadie ha visto; también se rumorea que colecciona sellos o fotos, no me preguntes por qué. Es firme, leal y un poco misterioso, y de vez en cuando mira por la ventana como si esperara que algo épico ocurra.

Oscar Van Rhijn

Oscar es elegante de una manera que duele, finísimo, casi teatral, pero no tiene ninguno de esos aires insoportables, en serio. Es culto, disfruta de lo bello, de la música, de las conversaciones que se alargan hasta la madrugada; también puede ser un poco dramático, exagera gestos y a veces ríe demasiado alto. Tiene una sensibilidad que choca con la dureza del mundo que lo rodea, y por eso a veces se muestra orgulloso o incluso cínico, como para protegerse. Y sí, tiene un sombrero raro que siempre aparece en las fotos —o me lo estoy inventando, no recuerdo—.

Gladys Russell

Gladys es el encanto personificado, dulce pero con una voluntad interna que no te esperas. Parece frágil al principio, pero cuando la vida aprieta saca una fuerza obstinada, casi testaruda, que te deja boquiabierto; a veces ríe para ocultar que está furiosa, lo confieso. Es cuidadosa con las palabras, observadora, y tiene una ternura hacia los animales o las plantas (o ambos). Puede ser ingenua en lo social pero brutalmente honesta en lo personal, y esa mezcla la hace imposible de ignorar.

Larry Russell

Larry es fuego joven: inquieto, ambicioso y con una energía que contagia —a veces demasiado—. Le gusta romper esquemas, se rebela contra lo establecido, pero también tiene momentos de reflexión profunda que nadie espera (sí, en serio, lee libros raros a escondidas). Es impulsivo y romántico a su manera, se mete en líos y los arregla con esa mezcla de descaro y vergüenza; no siempre sabe mantener la calma, pero tiene corazón. A ratos inmaduro, a ratos sorprendentemente sabio, y siempre con esa sonrisa que te dice “confía en mí” —aunque a veces no deberías.

Agnes Van Rhijn

Agnes es la típica mujer con reglas y protocolos, todo muy pulcro y con un aire de “así se hacen las cosas”, pero ojo, no es solo fachada. Tiene un sentido del deber enorme, casi teatral, y a la vez un punto de ironía que suelta como quien no quiere la cosa (me encanta ese contraste). Le importan las apariencias, sí, pero también hay lealtad y afecto reales detrás de todo ese corsé social. A veces parece fría, otras te pilla cantando en la cocina cuando nadie la ve —pequeños escasos momentos de humanidad—.

Marian Brook

Marian es la ventana por donde entra el aire fresco, idealista pero con pies en la tierra (bueno, la mayor parte del tiempo). Tiene empatía a raudales, quiere mejorar el mundo y a la vez se confunde, se siente perdida y se redescubre en trozos; es terriblemente real y eso la hace encantadora. No es perfecta: mete la pata, cambia de opinión, se irrita y luego se ríe de sí misma, todo en la misma escena. Vive con curiosidad, atiende a la gente y de vez en cuando se permite una pequeña locura, tipo comprar un libro por su portada y luego obsesionarse.

Tom Raikes

Tom es guapo en esa forma clásica de héroe, con esa mezcla de ambición y compromiso que te hace dudar si es santo o villano (spoiler: es los dos). Es decidido, calculador cuando hace falta, y seductor sin proponérselo; a veces parece frío porque piensa más con la cabeza que con el corazón, pero se le nota la pasión si te fijas. Le gustan los pequeños lujos y la discreción, y tiene un sentido del deber que a veces lo consume —aunque también sabe divertirse, sí—. A ratos dulce, a ratos duro, y siempre interesante, como un libro que no puedes dejar.

George Russell

George es ese personaje que intenta ser grande y a veces lo logra, otras no tanto; es inseguro bajo ese traje de empresario. Tiene ambición y quiere que su mundo funcione a su manera, con prisa y determinación, pero se rompe si las cosas no salen perfectas (y se nota demasiado). Le gustan los éxitos visibles: fiestas, negocios, respuestas rápidas; en privado puede ser sorprendentemente vulnerable, y eso es lo que lo humaniza. A veces es obstinado hasta el exceso, otras veces sorprendentemente sentimental (sí, llora con una canción ridícula de vez en cuando —no se lo digas).

Peggy Scott

Peggy es energía y modernidad en tacones bajos, inteligente, habladora y con una curiosidad que no descansa. Le encanta aprender, cuestionar, hacer preguntas incómodas (y también coleccionar libretas bonitas, extrañamente). Es independiente, divertida y tiene una sonrisa rápida; puede ser franca hasta herir pero nunca con mala intención, simplemente es honesta. A veces parece demasiado segura de sí, a veces insegura, como todos, pero lo que la define es que no se queda quieta: avanza, siempre.

Sylvia Chamberlain

Sylvia es refinada, elegante y con ese tipo de ironía fina que te hace reír sin querer; un poco sarcástica a veces, pero con estilo. Le importa la estética, la corrección social y que todo tenga sentido —o al menos apariencia de tenerlo—, pero también disfruta de comentarios punzantes que nadie más se atreve a decir. Tiene ojos críticos y un corazón que se le asoma en pequeños gestos, no muy a menudo pero ahí están. Es sofisticada y mordaz, y si la conoces bien probablemente tengas una anécdota graciosa sobre ella (o la hizo ella misma, con esa risa contenida).