Sobre Malice en pocas palabras:

Malice (2025) es un thriller psicológico en Prime Video. Se centra en Adam Healey, un encantador tutor que se inserta en la adinerada familia Tanner mientras están de vacaciones en Grecia. Pero las cosas se vuelven siniestras rápidamente: cuando su niñera se enferma, Adam se infiltra en su hogar de Londres y comienza a manipular cada parte de sus vidas.

Conoce a los personajes de Malice

Adam Healey

Adam es ese tipo que te hace sospechar desde la primera escena y aun así no puedes evitar querer saber más; encantador pero con un pasado que huele a humo y secretos. Habla como si supiera demasiado sobre la gente y a veces es increíblemente dulce, aunque también puede ser cruel sin pensarlo (o eso parece, no sé, es confuso). Tiene gestos pequeños —come siempre la misma miga de pan, jura que no le gusta el café— que lo hacen humano y extraño a la vez. En la trama funciona como el catalizador: empuja a los demás hacia decisiones horribles y a veces heroicas, depende del día. Me encanta que parezca tan controlado y, al mismo tiempo, se le note que algo le carcome por dentro.

Jamie Tanner

Jamie es la chispa rebelde de la familia: sarcástico, veloz con la lengua y con una moral flexible, pero sorprendentemente fiel cuando importa. Se mete en problemas como si fuese su deporte favorito, y luego tiene esos momentos rarísimos de calma donde parece reflexionar como un viejo —es contradictorio y lo adoro por eso. Tiene manías pequeñas (mismas medias desparejadas, colecciona entradas de cine que ni recuerda) que lo hacen adorable y exasperante. En la historia, Jamie hace avanzar los conflictos con decisiones impulsivas y a veces, inexplicablemente, actúa con una valentía que no esperaba ni él.

Nat Tanner

Nat es la columna vertebral casi invisible que sostiene todo, organizada hasta la médula pero con grietas que aparecen cuando nadie la mira. Es práctica, fría en las discusiones, pero luego la pillas cantando bajito una canción tonta mientras rebusca en la cocina (sí, tiene un lado ridículamente nostálgico). Controladora, sí, pero no por maldad: por miedo a perder lo que ha construido, aunque a veces ella misma sabotea las cosas sin querer. Su papel es el de mediadora-resolutiva, la que hace los planes y después los rompe, lo que la vuelve mucho más humana y frustrante a la vez.

April Tanner

April parece dulce como un pastel casero y luego te clava la mirada como si supiera todo lo que piensas; es tan ambigua que es imposible aburrirse con ella. Tiene esa mezcla de ingenuidad teatral y una inteligencia fría, como si fuera actriz en su propia vida, exagerando emociones para ver qué sucede (o para manipular, quién sabe). Adora las manualidades, guarda notas ridículas en un frasco y a veces confiesa verdades que nadie pidió —¡y que duelen!—. En la historia funciona como la pieza móvil: la que revela, la que miente, la que obliga a los demás a enfrentarse a la verdad, aunque a veces parezca que ella misma no sabe qué quiere.