Sobre Succession en pocas palabras:

Succession es una serie dramática de televisión estadounidense que sigue las vidas de la adinerada y poderosa familia Roy, quienes son dueños de un imperio mediático global. El programa explora temas de familia, poder y avaricia mientras los personajes luchan por mantener el control y proteger su legado. Las complejas e intrincadas relaciones entre los miembros de la familia y sus asociados impulsan la trama del programa, creando una narrativa convincente llena de giros y vueltas.

Conoce a los personajes de Succession

Greg Hirsch

Greg es ese primo torpe que de algún modo siempre termina en el centro del drama, pero con una sonrisa medio culpable. Tiene la mirada de “no sé muy bien qué hago aquí” y de vez en cuando sorprende porque es más astuto de lo que parece (aunque no lo admita). Le encanta llevar una taza térmica con contenido misterioso y tiene un hábito vergonzoso de guardar clips y bolis como si fuera un tesoro. A veces es cobarde y otras veces actúa con una valentía absurda, y no, no recuerdo si pidió permiso o no cuando entró por primera vez al edificio.

Shiv Roy

Shiv es la mezcla perfecta de cerebro político y ego afilado, siempre con la corbata torcida de la moral pública y la mirada puesta en el ascenso. Tiene esa frialdad calculada pero también—sorpresa—tiene noches de vino y poemas que nadie debería ver. Se mueve con elegancia, pero puede gritar en la cocina por algo ridículo, y sí, practica yoga a las siete de la mañana mientras trama un acuerdo millonario. Es carismática, feroz y peligrosamente convincente, y a veces te dan ganas de aplaudirle y de darle un empujón al mismo tiempo.

Kendall Roy

Kendall es el melodrama hecho persona, súper ambicioso, con canciones tristes y un pasado de decisiones tremendas que pesan como plomo. Tiene voz de líder y con frecuencia se desmorona en privado, lo cual lo hace trágico y un poco adorable, sí, lo admito. Ama las reuniones largas, las listas y la limpieza (o fingirla), pero también se encuentra comiendo helado a las tres de la mañana como si fuera terapia. Constantemente quiere redimirse, a veces con planes grandiosos y otras con intentos patéticos, y francamente, es difícil no empatizar aunque te dé rabia.

Logan Roy

Logan es la definición de “tronco de mando”: imponente, brutal y aterradoramente eficiente, como un huracán con traje. Te aplasta con una frase y luego te exige lealtad sin miramientos, y sí, es capaz de comer lo mismo todos los días, creo que mantequilla con algo—no estoy seguro, juro que lo vi con un sándwich raro una vez. No es amable, no pretende serlo, pero tiene un magnetismo que hace que la gente se pegue a él como moscas (¿en el buen sentido?). Es el patriarca que da miedo amar; duro, directo y con cero filtros, y de pronto te sorprende una decisión que nadie esperaba.

Roman Roy

Roman es la broma insoportable que secretamente es la más real de la familia; sarcástico, veloz y con un sentido del timing brutal. Se burla de todo, incluso de sí mismo, y a veces sangra por dentro, aunque lo disimule con chistes malos. Tiene pasiones raras —colecciona cosas diminutas o ve películas extrañas a las tres de la mañana—y también tiene un talento increíble para pinchar pompas de realidad. Es impredecible, encantadoramente inmaduro y, cuando menos te lo esperas, da la torre con algo sorprendentemente honesto.

Marcia Roy

Marcia es la enigma elegante: sofisticada, controlada y con un aura que no te deja acercarte demasiado, pero que te atrapa de todas formas. Parece siempre impecable, aunque me parece que una vez la vi comiendo papas fritas en la oscuridad, ¿o fue un rumor? Tiene secretos, claro, y los protege como si fueran obras de arte antiguas; a veces fría, a veces ferviente en privado, y nunca del todo predecible. Es la presencia calmada que impone respeto, y honestamente, no sabes si acercarte o retroceder, y eso es parte de su truco.

Frank Vernon

Frank es el viejo lobo corporativo: leal, pragmático y con la paciencia de alguien que ha visto demasiadas jugadas. Es como un mapa de la empresa, sabe dónde están todas las trampas y aún así sigue ahí, fumando y suspirando por los buenos tiempos. Tiene humor seco y a veces suelta comentarios que te hacen reír y llorar a la vez; también colecciona plumas estilográficas (o al menos dice que sí). No es el héroe romántico, pero es el tipo que aguanta la estructura y, si no fuera por él, todo se caería antes de lo que puedes decir “reunión”.

Tom Wambsgans

Tom es ese tipo que quiere ser temido y querido a la vez, con una mezcla incómoda de diligencia y necesidad de aprobación total. Hace chistes que no siempre funcionan, se le nota la ansiedad bajo el traje y tiene hobbies raros (corbatas con patrones discutibles, creo). A veces actúa como villano en miniatura y otras como víctima voluntaria de la familia, y es tristemente divertido ver cómo se contradice todo el tiempo. Leal a su manera, manipulador a otra, y un personaje que provoca extracción de risas y segundos de pena al mismo tiempo.

Connor Roy

Connor es el aristócrata despistado que vive en su propio universo: se presenta como un candidato serio para cosas que nadie le pidió y tiene un aura de campamento residencial. Vive a lo grande pero con ideas antiguas, le encanta hablar de política (suya) y de crear un mundo a su medida, y jura que su granja tiene la mejor miel—quizá lo dice más de tres veces. Es excéntrico, un poco fuera de onda y a veces encantadoramente ingenuo; también tiene ego, claro, y discursos que te hacen sonreír y preguntar “¿qué acaba de pasar?”. En resumen, un hombre con un plan propio (aunque el plan cambie según el día).

Lawrence Yee

Lawrence es el inversor zen que parece tener todo bajo control y te mira con esa calma de quien mide riesgos en silencio. Es educado, preciso y profesional, y también tiene una sonrisa que no siempre llega a los ojos (no es malo, solo calculador). Le gusta el té verde en reuniones y probablemente coleccione gemelos de camisa discretos, por si quieres imaginarlo así; es buen jugador de ajedrez en las negociaciones. No es de drama, prefiere las cifras y las garantías, y cuando aparece, la sala se ajusta porque sabe cómo presionar donde duele.