Sobre Grimm en pocas palabras:

«Shadow and Bone» es una serie de televisión de 2021 basada en la exitosa novela del mismo nombre de Leigh Bardugo. El programa sigue a una joven huérfana llamada Alina Starkov que descubre que posee un poder único que podría salvar a su país devastado por la guerra de la oscuridad del Shadow Fold. Junto con un grupo de inadaptados, Alina debe aprender a controlar sus poderes y navegar por el peligroso mundo de la magia Grisha. El programa es una emocionante aventura llena de magia, acción y romance que te mantendrá al borde de tu asiento.

Conoce a los Grimm de la serie Grimm

5% Grimm

Oh, 5% Grimm es como ese amigo que oye hablar de lobos y dice «qué loco» mientras secretamente guarda una libreta de mitos en la mochila. Tiene una curiosidad pequeñita pero persistente, se despierta a las tres de la mañana pensando en leyendas y luego regresa a soñar con series (muy normal, sí, pero raro). Le asustan las casas viejas pero mira documentales de criaturas por si acaso, contradicción total, lo sé. Suele decir que es «demasiado normal» para eso, y aun así tiene una piedra que identifica como su amuleto (no sabe por qué). En resumen: apenas rozas la piel del Grimm, como si te hubieran dejado un polvito de misterio en la manga.

25% Grimm

Este tiene más ganas, se nota: ya no solo lee, se implica, se preocupa por las señales y cierra puertas con más cuidado al salir de casa. Es protector en pequeñas cosas, como si un radar interno le avisara cuando algo huele raro —literalmente—, y luego se queda mirando la nada un rato, pensando en mapas antiguos. A veces actúa muy valiente y otras se esconde detrás de la cortina (sí, dramaticazo), pero en el fondo quiere ayudar. Lleva un cuchillo de bolsillo que usa para cortar cuerdas y para pelar manzanas, qué sé yo, detalles. Tiene la mezcla esa de nervio y responsabilidad que te hace confiar en él… cuando no está perdiendo las llaves.

50% Grimm

¡Mitad y mitad, la zona peligrosa pero cómoda! Aquí ya hay identidad dividida: no es totalmente cazador ni totalmente ciudadano despreocupado, es una especie de mediador que entiende ambas caras y por eso mete la pata con elegancia. Es práctico, sí, pero también impulsivo, se pone serio en un segundo y al siguiente se ríe de sí mismo; colecciona amuletos que olvida dónde dejó (clásico). Se le da bien leer situaciones y luego improvisar un plan medio raro que, sorpresa, casi siempre funciona. En pocas palabras: el equilibrio imperfecto, las dos mitades discutiendo en la misma cabeza pero colaborando cuando hay que actuar.

75% Grimm

Cuando llegas al 75% ya huele a serio: más instinto, menos dudas, casi siempre en primera fila cuando se trata de enfrentarse a cosas inquietantes. Es frío pero no tanto —tiene arranques de ternura que te sorprenden y luego te mata con un comentario seco— y guarda tradiciones familiares como si fueran recetas secretas (y probablemente lo sean). Sigue reglas, pero las dobla cuando la situación lo pide; improvisador experto con una libreta llena de notas que nadie más podría entender. Ah, y colecciona cucharas antiguas por alguna razón muy específica que nunca explica bien. Básicamente: peligroso, leal, un poco solitario, pero con un sentido del humor retorcido a ratos.

100% Grimm

Total full Grimm, heredero del deber y del instinto, todo en modo intensivo; es el que asume la responsabilidad sin pestañear y tiene historias en las manos que podrían asustarte (o inspirarte). Es feroz, pero también tiene momentos casi humanos: planta flores en la ventana porque dice que ayuda a «centrarse» (sí, el cazador jardinero, lo juro). Le salen ojos de lobo y se pone serio, pero a la vez puede llorar viendo el atardecer —contradicciones épicas— y odia la tecnología pero tiene un smartphone con apps de mapas. Es líder sin querer serlo a veces, y cuando entra en modo Grimm, todo el mundo se da cuenta; es como un incendio elegante y peligroso.