Sobre True Blood en pocas palabras:

True Blood es una serie de terror y fantasía oscura estadounidense ambientada en un mundo donde los vampiros y los humanos coexisten. El programa explora temas de amor, sexo y violencia mientras los personajes navegan a través de las relaciones complicadas y peligrosas entre diferentes criaturas sobrenaturales.

Conoce a los personajes de True Blood

Sookie Stackhouse

Sookie es esa mezcla adorable de ingenuidad sureña y aguante inesperado; telepática, dulce y con el corazón en la mano, pero ojo: sabe pelear cuando hace falta. Trabaja en un bar y siempre tiene un comentario sincero (a veces demasiado sincero) que te deja riendo o llorando, según el día. Ama los paisajes tranquilos y a la vez se mete en líos con la facilidad de quien tropieza con sus propios zapatos -literalmente, no confíes en sus tacones en barro-. Come pancakes con sirope y a veces con salsa picante, jura que no sabe mentir pero guarda secretos enormes (sí, ya sé, contradicción total).

Bill Compton

Bill es el vampiro sureño clásico: cortés, melancólico y con una elegancia antigua que te golpea de frente. Tiene esa mezcla de nobleza y posesividad, porque claro, siglos de romance y culpa no ayudan mucho; además colecciona objetos viejos (cucharas, libros, recuerdos — no, no es un hipster). Habla como si viniera de otra era pero puede ser sorprendentemente moderno cuando le conviene, y hay algo tragicómico en su intento constante por ser “el bueno”. Le gustan los retratos familiares y la historia, y probablemente guarda cartas viejas que nadie debería leer (yo lo leería, ¿y tú?).

Sam Merlotte

Sam es el dueño del bar del pueblo y el tipo que todos quieren como amigo: confiable, trabajador y con un pasado que se asoma como una sombra. Cambia de forma (sí, literal), pero su esencia es la misma: protector y práctico, aunque a veces un poco reservado, como alguien que cocina algo delicioso y no quiere compartir la receta. Tiene una paciencia infinita y una mirada cansada de quien carga con responsabilidades; a la vez se tira chistecitos incómodos en los momentos más serios (por nervios, supongo). Le encanta la cocina —o al menos le encanta probar cosas nuevas— y jura que su chili tiene “solo un poquito” de misterio (no le creas del todo).

Jason Stackhouse

Jason es el hermano guapo, impulsivo y siempre listo para una pelea o una conquista; directo, sin filtros y con un corazón sorprendentemente blando. No es el tipo más listo del grupo, pero su valentía y su lealtad lo hacen heroico en momentos clave —y también ridículo en momentos menores, típico. Tiene una capacidad casi mágica para meterse en problemas por las razones más absurdas (como apostar por un plan que solo él entiende). Ama la cerveza, los coches y las historias épicas, y tiene una colección inexplicable de peluches que nadie entiende pero que él protege como si fueran tesoros.

Tara Thornton

Tara es fuego puro con capas: dura, sarcástica y ferozmente leal, aunque su lado vulnerable aparece cuando menos te lo esperas. Te escupe verdades sin anestesia y luego se retracta con una disculpa cortante; es compleja, herida y a la vez imparable. Tiene un estilo que mezcla lo práctico con lo glam (zapatos altos y chaquetas para pelear, sí, va así), y no tolera tonterías de nadie. A veces parece que todo su mundo está a punto de estallar y, sin embargo, encuentra belleza en cosas pequeñas, como un vaso de bourbon compartido en la penumbra.

Andy Bellefleur

Andy es el sheriff con buena intención, a veces torpe y siempre intentando hacerlo bien aunque no siempre acierte. Es el tipo que te da la sensación de “bueno pero complicado”: quiere justicia y orden, y a la vez se enreda en política local y dilemas personales que lo dejan medio perdido. Tiene un humor involuntario (y a veces no tan involuntario) y una debilidad por la comida casera —pastel de manzana, probablemente—. Es más capaz de lo que aparenta, aunque a menudo se sorprenda a sí mismo (y a nosotros) con decisiones dudosas; lo quieres por eso, porque es humano hasta la médula.

Lafayette Reynolds

Lafayette es fuego, color y magia concentrada: cocinero flamboyant, médium incontrolable y hablador imparable que se roba cualquier escena. Es audaz hasta el extremo, sarcástico y con un código propio; también es terriblemente leal a sus amigos, aunque lo niegue con gestos dramáticos. Ama cocinar (y los ingredientes secretos), y tiene un gusto impecable por lo dramático —las velas, la música, el glamour—, pero en el fondo es tierno, okay, muy tierno. Tiene manías que cambian según la semana (colecciona maquillaje, o pins, o recetas que solo él entiende), lo que lo hace impredecible y absolutamente encantador.

Hoyt Fortenberry

Hoyt es la ternura personificada: simple, dulce, con un corazón enorme y una moral que se agarra a lo que ama como si fuera el último refugio. Puede ser ingenuo, sí, pero esa ingenuidad viene con una lealtad que te deja sin palabras; es el tipo que todavía cree en segundas oportunidades. Ama los animales, las pequeñas rutinas de pueblo y coleccionar cosas inocentes (cómics, figuras, cosas así), y tiene un gusto incomprensible por la sinceridad brutal. De vez en cuando sorprende con una valentía inesperada, como si su calma durmiera un león en su interior.

Arlene Fowler Bellefleur

Arlene es la vecina entrometida con corazón grande y lengua afilada: religiosa, maternal y un poco cotilla, pero no la subestimes, que tiene capas. Maneja chismes como un arte y al mismo tiempo es la primera en ayudar con una olla gigante de comida casera; contradicciones everywhere, y por eso es irresistible. Es mandona, cierto, pero también profundamente protectora de su clan y de su moral flexible cuando la situación lo exige. Colecciona manteles bordados y frases de consejo que suelta en el momento menos esperado (y a veces las recuerda mal, pero qué importa).

Eric Northman

Eric es el vampiro vikingo con cara de modelo y mente de estratega: carismático, frío a ratos y ferozmente dominante, pero con destellos de humor seco que te derriten. Tiene siglos de experiencia, sabe jugar con poder y seducción como quien respira, y protege su territorio con eficacia brutal; tampoco es todo monstruo, tiene códigos, aunque retorcidos. Ama los lujos —vinos raros, música selecta— y guarda recuerdos que sólo él entiende (y a veces canta en sueco cuando cree que nadie escucha). Cruel y leal en proporciones extrañas, es la clase de personaje que te hace pensar “qué demonios” y “wow” en la misma línea.