Sobre Sharp Objects en pocas palabras:

Sharp Objects es un emocionante thriller psicológico que sigue la historia de una periodista, Camille Preaker, mientras regresa a su ciudad natal para investigar el asesinato de dos jóvenes. A lo largo de la serie, Camille descubre oscuros secretos sobre su familia y la ciudad en la que creció, todo mientras lucha contra sus propios demonios. Con un reparto de estrellas liderado por Amy Adams y una banda sonora inquietante, Sharp Objects es una serie imprescindible para los fans de los dramas llenos de suspense.

Conoce a los personajes de Objetos Cortantes

Bill Vickery

Bill es ese vecino tranquilo que siempre parece saber más de lo que dice y, aun así, habla poco — un tipo de pueblo que guarda secretos bajo la gorra. Tiene esa mezcla de buena intención y torpeza social que te hace querer protegerlo y regañarlo al mismo tiempo. A veces actúa como si todo fuera simple y otras veces parece que está a punto de explotar, lo que es raramente predecible (en serio, no confíes en su puntualidad). Tiene manías pequeñas y adorables, como coleccionar cucharas de té que aparentemente nunca usa.

Richard Willis

Richard es el policía del lugar con cara de quien ha visto demasiadas cosas pero finge no haberse enterado; muy profesional pero con una vena cansada. Es detallista, observador, y aunque quiere hacer lo correcto suele tropezar con la burocracia y sus propios prejuicios, lo que lo vuelve humano. A veces se le nota un humor seco que aparece en el momento menos oportuno — y tú te ríes porque no puedes hacer otra cosa. Tiene una pequeña manía de llevar un bolígrafo favorito, el cual pierde y encuentra misteriosamente cada semana.

Jackie O’Neill

Jackie es como la vecina que se sabe todos los chismes pero los dice con cariño; mezcla de franqueza brutal y ternura absurda. Es directa, a veces demasiado, y no teme decir lo que piensa aunque se meta en líos por ello; eso la hace peligrosa y entrañable a la vez. Le encanta el café (demasiado), y dice odiar las telenovelas pero secretamente aclama con voz baja cuando se enreda algún romance. Tiene pequeñas contradicciones todo el tiempo — dice que no llora, y al minuto está llorando, punto.

Frank Curry

Frank tiene el sabor de esos personajes que aparecen poco pero dejan marca; tipo de hombre que sabe arreglar cosas y también romper silencios incómodos. Es práctico, con manos ásperas y una sonrisa fácil, aunque guarda resentimientos como quien guarda fotos viejas. A veces es dulce hasta dar lástima y otras veces es inexplicablemente frío, lo que confunde de manera deliciosa. Tiene un talento absurdo para las comparaciones pésimas pero que, inexplicablemente, siempre acaban teniendo sentido.

Camille Preaker

Camille es caótica, brillante y rota, y al mismo tiempo tan real que da vértigo; periodista con cicatrices internas que no sabías que podían doler así. Observadora hasta el exceso, se mete en su propio desastre como quien no puede dejar de mirar una fractura; es valiente y autodestructiva, a veces en la misma frase — amo y también me da miedo. Tiene un humor negro que aparece como defensa automática, y tiene una relación complicada con la ciudad y con la idea de “volver a casa” (spoiler: no es tan simple). Y sí, fuma, no se cuida, pero también cuida de gente a su manera, aunque niegue que le importe.

Ashley Wheeler

Ashley es la típica chica del instituto que parece superficial y en realidad es un iceberg con mucha información debajo. Es social, consciente de su imagen, pero también lista y con un instinto de supervivencia social que impresiona. Hay algo coqueto en ella, sí, pero también una dureza que no esperas hasta que la ves en acción; y sí, a veces llora viendo películas cursis, aunque lo negará con fuerza. Tiene obsesiones pequeñas (peinetas, playlists raras) que colecciona como trofeos.

John Keene

John tiene el aire del hombre que se mueve entre sombras y se encarga de cosas que los demás prefieren ignorar, lo cual lo vuelve misterioso y un poco aterrador. No es el tipo que habla mucho; sus acciones dicen más que sus palabras y suele dejar huellas donde menos piensas. A veces aparece bondadoso y otras profundamente calculador — no confíes del todo, pero tampoco lo odies a primera vista. Tiene un tic extraño con la corbata o la chaqueta (depende de su humor) y guarda recuerdos en cajitas ridículamente organizadas.

Bob Nash

Bob parece sencillo: trabajador, con manos grandes y pocas palabras, pero hay capas que salen a la superficie cuando menos te lo esperas. Es fiel a su rutina, protector y con un humor seco que resuelve momentos tensos, aunque a veces se pierda en resentimientos pasados. Tiene una ternura inesperada con los animales y con objetos rotos, como si todo mereciera ser arreglado menos él mismo. Y, pequeño detalle aleatorio: colecciona tickets de cine viejos como si fueran reliquias.

Alan Crellin

Alan es el tipo de hermano que provoca más preguntas que respuestas; tiene una mezcla de ambición escondida y nostalgia constante que lo vuelve impredecible. Va entre la culpa y la indiferencia con una facilidad que te confunde, a veces cariñoso, a veces distante hasta lo absurdo. Se mueve con una elegancia un poco cansada y tiene recuerdos que guarda como si fueran monedas raras. A veces es contradictorio: parece querer paz pero crea tormentas (literalmente, dramático en ocasiones).

Adora Crellin

Adora es magnética y aterradora a la vez; madre perfecta en apariencia y manipuladora profesional en lo profundo. Controla, adora controlar, y lo hace con una mezcla de cariño envenenado y performancia clínica que te deja sin aliento; es una presencia que te aprieta el pecho y te hipnotiza. Tiene gestos maternales que son a la vez tiernos y calculados — te hace sentir especial para luego recordarte tu sitio. Y sí, tiene esa risa contenida que aparece cuando menos conviene, y colecciona flores (o las poda, no sé, depende del día).

Amma Crellin

Amma es pequeña, feroz y totalmente impredecible; adorable y escalofriante en la misma bocanada de aire. Es líder de su propia pequeña tribu, encantadora cuando quiere y letal en manipulación emocional (y no siempre de forma consciente). Ama las pijamas, las comidas raras a medianoche y los rituales que inventa para sentirse poderosa; a la vez es terriblemente infantil y extrañamente calculadora. Tiene un gusto absurdo por las películas viejas y por dar órdenes que la gente, sorprendentemente, sigue.