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¿Qué personaje de ‘Taboo’ eres?

¿Alguna vez te has preguntado qué personaje de la serie de televisión Taboo serías? ¡Haz nuestro cuestionario para descubrirlo! Basado en el oscuro y crudo drama de época ambientado en el Londres del siglo XIX, este cuestionario te ayudará a descubrir tu verdadero yo interior. ¿Te identificas con el astuto y despiadado James Delaney o con la apasionada y ardiente Zilpha Geary? ¡Haz clic en el botón de inicio a continuación y descubramos qué personaje de Taboo te describe mejor!

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de Taboo eres?

Sobre Taboo en pocas palabras:

Taboo es una serie de televisión británica ambientada en 1814 que sigue a James Delaney, un hombre que ha llegado hasta los confines de la tierra y ha regresado irreversiblemente cambiado. Regresa a Londres para heredar el imperio naviero de su padre y reconstruir su vida, pero se encuentra rodeado de enemigos y secretos de su pasado. La serie explora temas de venganza, familia, poder y corrupción en un ambiente oscuro y atmosférico.

Conoce a los personajes de Taboo

James Delaney

James Delaney es pura sombra y fuego, un tipo que llega vestido de luto y parece traer consigo tormentas (literalmente, siempre parece que va a llover cuando aparece). Misterioso, astuto y con ese halo de “no me acerques” que en realidad invita a mirar más de cerca; tiene más secretos que bolsillos en su abrigo. A veces parece un hombre hecho sólo de venganza y mapas, otras veces se le ve cuidando una planta como si fuera un tesoro y te preguntas si no es un poeta enmascarado; sí, contradicción total, pero funciona. Se mueve entre la violencia y la ironía con la misma naturalidad, y no confíes en su sonrisa—puede ser sincera… o completamente calculada.

Brace

Brace es la mano derecha que no pide permiso, más rudo que un clavo y con una mirada que arregla problemas sin demasiadas palabras. Leal hasta el extremo —sí, ese tipo que te rompería la muñeca y luego te traería el té porque “algo había que hacer”—, y tiene códigos raros que nadie escribió pero todos respetan. De vez en cuando suelta una broma tonta que nadie esperaba (y luego vuelve a partir maderas, no tiene término medio). Es un soldado del instinto, con un pasado lleno de cicatrices y gratitudes mal pagadas; no es bonito, pero funciona.

Zilpha Geary

Zilpha es la calma con filo, la que te sonreiría con la boca pequeña mientras te está tramando un plan mejor que el tuyo, y además hace galletas, creo (o eso dice). Formal en la superficie —modales, té a las cinco y un corsé impecable— pero bastante peligrosa en la intimidad de una conversación: sabe cuándo apretar y cuándo fingir ignorancia. Tiene contradicciones encantadoras: parece frágil y secretamente cultiva vicios (opio, cartas, o una colección de pequeñas mentiras, quién sabe). Es la definición de “no la subestimes”; y, por si sirve de algo, tiene un gusto inquietante por los detalles pequeños y letales.

Lorna Bow

Lorna es la brisa inesperada en medio del humo, rápida y caliente, con una mezcla de ternura y filo que descoloca. Se presenta como sensible y, sin embargo, sabe pelear con mirada —no siempre con puño, a veces con silencio—; es la clase de personaje que te hace querer protegerla y temer su independencia al mismo tiempo. Ama las cosas bonitas (vestidos, joyas, quizá un perro que nunca pasea) pero también mete las manos en asuntos turbios cuando la situación lo exige; sí, contradicción clásica. Tiene corazón, tiene nervio y a veces canta canciones feas para espantar a los invitados, en serio, lo hace.

Sir Stuart Strange

Sir Stuart es el frío calculador del imperio, impecable en traje y en rencor, una mezcla de protocolo y puñalada. Cree en el orden, en los certificados, en los mapas oficiales, y en la superioridad de la ley… hasta que algo amenace su silla, entonces improvisa con saña. Le encanta mantener las formas (y al mismo tiempo usar la cortesía para aplastar a quien le estorbe), y tiene manías de oficina que dan escalofríos: papeles doblados, sellos perfectos y una mirada que te evalúa como un expediente. A veces suena aburrido y luego hace algo tan mezquino que casi admiras la eficiencia —sí, eso pasó.

Lieutenant Thorne Geary

Thorne es el rencor con uniforme, todo disciplina y cicatrices antiguas, de esos que se levantan con una lista de agravios en la cabeza. Orgulloso hasta lo insoportable, su sentido del honor es tan rígido que choca con todo lo demás; también es celoso (no del todo adorable) y vengativo en grado experto. Tiene sorpresas: cultiva flores raras en secreto o escribe cartas que nunca manda, lo cual lo humaniza —o lo complica más, dependiendo de cómo lo mires. Es el tipo que no sabe suavizar, así que cuando intenta ser amable suena como un sermón y nadie sabe qué hacer.

Solomon Coop

Solomon Coop es la sombra comercial del barrio, comerciante de secretos y mercader de segundas oportunidades (y a veces de primeras oportunidades dudosas). Astuto, simpático en una tablita, y con una sonrisa que abre puertas —o te cobra doble por usarlas—; vive en el filo entre legal y no tanto. Le encanta el trueque: cambia información por favores, favores por objetos, objetos por historias, y las historias por… quién sabe, tal vez una buena sopa. Contradictoriamente generoso cuando le da la gana y duro como un acordeón cuando no, tiene la flexibilidad moral de un contorsionista.

Dr. Edgar Dumbarton

Dumbarton es el tipo de médico que anota en su libreta con más fervor que compasión, todo razón y observación científica, pero con una curiosidad que puede ser escalofriante. Se presenta racional y clínico, y eso da miedo; sus métodos son precisos, su vocabulario impecable y su entusiasmo por el experimento, inquietante. A ratos parece un caballero de la Ilustración y al segundo siguiente eres parte de su estudio sin haberlo firmado; no es malvado, sólo terriblemente curioso y algo egoísta en nombre del progreso. Y sí, colecciona insectos en frascos como si fueran recuerdos familiares.

Helga von Hinten

Helga es la fría practicidad alemana con corazón de hierro y una risa rara (no siempre la escuchas, pero cuando sale te pone los pelos de punta). Espía, segurísima, con manos que cosen y también que pueden atar nudos imposibles; es metódica, eficiente y sorprendentemente romántica en secreto (tiene un diario con poemas torpes, o eso escuché). Le gustan las reglas, pero las rompe cuando le conviene, y tiene una capacidad para observar que te hace sentir desnudo aunque tengas ropa de quince capas. A veces parece inmutable; otras te trae chocolate porque “ese día te veo mal” —confusión total, pero encantadora.