Sobre The Walking Dead en pocas palabras:

The Walking Dead es una serie de televisión emocionante e intensa ambientada en un mundo devastado por un apocalipsis zombie. Basada en la serie de cómics del mismo nombre de Robert Kirkman, este espectáculo ha capturado los corazones de millones de espectadores en todo el mundo. Sigue a un grupo de supervivientes mientras navegan por un paisaje hostil y peligroso, enfrentando no solo la constante amenaza de caminantes devoradores de carne, sino también los desafíos que surgen por el colapso de la sociedad. Llena de personajes convincentes, emocionantes secuencias de acción y narración emocional, The Walking Dead explora la lucha humana por la supervivencia y las medidas que las personas tomarán para proteger a sus seres queridos. Con sus giros de trama cautivadores y momentos inolvidables, esta serie se ha convertido en un fenómeno cultural y una obligación para los fanáticos del género post-apocalíptico.

Conoce a los personajes de The Walking Dead

Negan

Negan es un volcán de carisma con una sonrisa cortante, ese tipo que convierte una amenaza en monólogo teatral y te hace reír mientras te da ganas de llorar. Le encanta el showmanship, los chistes malos y su bate Lucille (sí, lo cuida como a un perro raro), pero no te confundas: puede aniquilar un grupo entero con una calma casi paternal. Hay algo de padre cruel en él, y a veces jura que solo practica “disciplina” —y luego trae una caja de galletas para mantener las apariencias—. Contradictorio hasta decir basta, tiene modales ochenteros y un gusto por el dramatismo que es imposible ignorar.

The Governor

The Governor es ese líder con sonrisa afilada y doble vida tipo villano de novela, encantador en público y monstruo en la privacidad (sí, tiene una habitación con muñecos o eso dicen). Controla con mano firme, culto al orden y a la venganza, y además actúa como si cada decisión fuera un cálculo frío de supervivencia; a la vez se le salen momentos de ternura rarísimos, como si quisiera ser querido a la fuerza. Su obsesión por el poder lo vuelve impredecible y aterrador; y ojo, colecciona recuerdos de su antigua vida aunque jure que no le importan las cosas materiales. A veces parece un líder razonable y otras un lobo con traje; la mezcla es inquietante y fascinante.

Alpha

Alpha manda con voz baja y fría, es la que convierte el terror en religión y le da sentido al silencio del bosque (sí, habla con sus muertos… o al menos eso cree la gente). Es fría, estratégica, y tiene una filosofía tan retorcida que asusta; lidera con obediencia brutal y no tolera la debilidad, aunque de vez en cuando se le escapa una sonrisa triste. Tiene rituales raros y una lealtad casi fanática de su gente; también guarda secretos personales que suenan a leyenda urbana y probablemente sean verdad. En fin, da miedo, tiene estilo, y no se anda con bromas: Alpha es pura voluntad.

Beta

Beta es la sombra corpulenta detrás de Alpha, el músculo silencioso que asusta solo con existir, y extrañamente tiene un gusto por la música antigua (dicen que tararea en la noche). Es de pocas palabras, enorme y letal, pero hay momentos de humanidad rota —no muchos, pero los hay—, como si debajo de la máscara hubiera otra persona intentando salir. Da la sensación de que recuerda cosas del mundo antes del caos y eso lo hace trágico además de peligroso; y sí, a veces parece casi tímido, aunque su idea de “tímido” incluya romper puertas a golpes. En resumen: imponente, misterioso y con un pasado que pesa toneladas.

Merle

Merle es rugoso, bronco y salvaje, ese tío con un humor ácido que no pide permiso para ser directo y que encima tiene una mano menos y una actitud cien por cien más. Se mueve con soberbia, rencor y una fidelidad torcida, porque puede ser el peoresco y luego aparece para hacer algo sorprendentemente… protector. Es bruto, sí, pero también tiene momentos extraños de filosofía barata y canciones de bar que no salen de su boca muy seguido (lo juro, lo he visto tararear). Un personaje imperfecto al extremo, lleno de contradicciones: violentísimo y leal, egoísta y a veces casi sentimental.

Rick Grimes

Rick es el clásico líder hecho a golpes: moral complicado, brújula que a veces se rompe y se repara, y esa mirada de sheriff que no se apaga aunque todo arda. Lucha por mantener humanidad y leyes cuando todo conspira para borrarlas, toma decisiones imposibles y carga con las consecuencias como si fueran balas que no dejan de sonar. A veces es noble hasta la tozudez, otras veces atraviesa líneas que sorprenden, y aún así sigue siendo el tipo que intenta —por todos los medios— proteger a su gente. Tiene manías de líder veterano (suele frotarse la barba cuando está pensando y guarda un reloj viejo), cosas así que lo hacen humano.

Daryl Dixon

Daryl es el tipo rudo y callado que te gana sin proponérselo: cazador, leal, con un sentido del humor seco que aparece en el mejor momento y unas habilidades de supervivencia que son casi sobrenaturales. Tiene amor por su moto, por los perros, y por la soledad bien elegida; y sin embargo, es sorprendentemente sensible con quienes importa, aunque lo niegue con gruñidos. Es impredecible, un poco salvaje y siempre listo para hacerlo todo con su ballesta —sí, esa ballesta es prácticamente una extensión de su alma—. Tiene cicatrices y secretos y un olor a madera quemada que probablemente me estoy inventando, pero encaja.

Carl Grimes

Carl es el crío que creció demasiado rápido, mitad inocencia perdida, mitad determinación de hierro; te parte el corazón y te hace pensar que la esperanza es cabezona. Trata de ser valiente, a veces demasiado, y su evolución de niño a joven superviviente es dolorosamente real y a la vez inspiradora. Lleva en su mirada la mezcla de su padre y un mundo que le enseñó a disparar antes de aprender a confiar por completo; tiene un parche, o bueno, lo tuvo, y pequeñas rarezas como coleccionar monedas o apuntes viejos (no sé, me toca la fibra). Tiene momentos torpes, otros heroicos, y al final es ese personaje que no sabe si seguir siendo niño o volverse leyenda.

Michonne

Michonne es pura filo y silencio: samurái posapocalíptica, tremendamente competente, con una guitarra de mirada que te corta y pocos juegos sociales. Tiene un código moral fuerte, amor por las armas afiladas y una paciencia que se convierte en furia cuando se rompe la confianza; además, sus momentos tiernos son propiedad privada y casi siempre inesperados. A veces parece invulnerable y otras veces revela grietas emocionales que te rompen el pecho —es humano pero en plan minimalista—. Fan de los silencios largos, de los gatos (tal vez) y de cortar lo innecesario, Michonne es elegante, letal y absolutamente inolvidable.