Sobre League of Legends en pocas palabras:

League of Legends es un juego en línea competitivo y de ritmo rápido que combina la velocidad e intensidad de un RTS con elementos de RPG. Dos equipos de poderosos campeones, cada uno con un diseño y estilo de juego único, luchan cabeza a cabeza en múltiples campos de batalla y modos de juego.

Conoce a los campeones de League of Legends

Jinx, the Loose Canon

Jinx es puro caos envuelto en risas — explosiva, impredecible y absolutamente encantadora si te gustan las cosas que detonan. Le encanta hacer ruido, dejar confeti en el lugar de la catástrofe y después mirar cómo la gente corre (¡es el mejor entretenimiento!). Tiene curvas de niño travieso y a veces muestra un raro momento de ternura, como si escondiera un peluche en un armario… o tal vez no, quién sabe. A veces dice que odia las cosas suaves pero secretamente colecciona calcetines con dibujos (no lo jures a nadie).

Ahri, the Nine Tailed Fox

Ahri es seductora y curiosa, una mezcla de misterio y sonrisa que siempre parece estar pensando en otra cosa — o en otra vida; roba corazones como si fueran caramelos. Inteligente, juguetona y peligrosa cuando quiere, pero también tiene ese lado tierno que sale de vez en cuando, especialmente cuando mira la luna. Le gusta experimentar con emociones ajenas, aunque jura que no siempre se lo toma en serio (mentira piadosa). A veces parece seria y al minuto siguiente está probando un nuevo peinado, contradicción adorable.

Lux, the Lady of Luminosity

Lux es luz literal y figurada: optimista hasta el hueso, brillante y un poco ingenua, pero con un poder que te deja boquiabierto cuando se suelta. Tiene chistes malos, caritas y un montón de esperanza que contagia; también guarda resentimientos regalados por la política de nobles, claro. Le encanta hacer juegos de luz en fiestas pequeñas (sí, lo hace) y se sonroja cuando alguien le dice que brilla, lo que la hace brillar más todavía, irreal. A veces parece demasiado dulce para este mundo, pero cuando la cosa se pone seria, no se anda con cuentos.

Morgana, the Fallen Angel

Morgana es tormenta y verdad: amarga, protectora de los que sufren y con una rabia muy elegante que no perdona. Tiene esa aura de justicia retorcida, resiste reglas y suele confesar que escucha ópera a las tres de la madrugada (no es broma). Es hecha de contradicciones: odia la opresión pero a veces es fría, y sin embargo cuida como quien no quiere amor a todo el que la necesita. Si la ves sonreír de verdad, mejor quédate, raro y precioso momento.

Caitlyn, the Sheriff of Piltover

Caitlyn es precisión en tacones: detective impecable, fría en el trabajo y con una paciencia infinita (hasta que no). Le encantan los sombreros —política de sombreros, lleva uno nuevo por semana— y tiene una mirada que pesa más que una balista; también disfruta una taza de té demasiado fuerte. Es meticulosa, ama las pistas y a veces miente sobre lo mucho que se preocupa (lo hace, lo juro). Por cierto, cuando se relaja juega al billar a media noche — escena sorpresa.

Katarina, the Sinister Blade

Katarina corta rápido y habla más rápido: feroz, orgullosa y absolutamente letal, con una risa que te avisa justo antes de que no tengas tiempo de reaccionar. Es leal a su familia y a sus impulsos, tiene un orgullo que le cabe en la espalda y una tendencia a dejar dagas clavadas en decoraciones (sí, es un problema estético). A veces es sorprendentemente sentimental —te guarda una carta vieja en una bota— pero también promete que no lo hará (excelente contradicción). Le encanta el orden táctico, y luego entra en modo “desorden bonito” después de una pelea.

Sona, Maven of the Strings

Sona es silenciosa pero no tonta: comunica océanos con acordes dulces y tiene esa calma que obliga a escuchar; a la vez hay un humor seco escondido en sus partituras. Sus melodías arreglan ánimos, rompen silencios y, según algunos, también cocinan sopa si estás triste (no es literal, o tal vez sí). Ama las flores, las numera mentalmente y a veces parece que sus partituras tienen secretos personales (quizá los tuyos). Rara vez habla con palabras, pero cuando lo hace con música, mejor presta atención; hay ironía fina ahí.

Miss Fortune, the Bounty Hunter

Miss Fortune es glamour letal: pirata con tacones, sonrisa ancha y una puntería que es arte y venganza a la vez. Le encantan los sombreros enormes, los chistes malos y un buen trago, y jura que los chistes malos son su estrategia de distracción. Tiene un corazón que duele por dentro (muy dramático) y a veces acaricia gatos callejeros entre contratos; contradicción adorable. Canta shanties cuando está en ruta, aunque no lo admitirá frente al equipo.

Ashe, the Frost Archer

Ashe es liderazgo en frío: serena, estratégica y con una mirada que planea tres movimientos por delante, y aún así —y aquí viene lo raro— le encantan las historias de fogata y los postres. Ama la paz y la diplomacia, pero cuando hay que disparar una flecha helada lo hace sin pestañear. Tiene un sentido de justicia antiguo, casi poético, y colecciona mapas como quien colecciona recuerdos. A veces parece indecisa en trivialidades (¿vainilla o chocolate?) y luego te organiza una campaña que te deja sin aliento.

Akali, the Fist of Shadow

Akali es puro filo y calle: independiente, impredecible, con estilo y una ética que respira libertad —y también tiene un dojo secreto con posters vintage, sí. Le encanta hacer las cosas a su manera (obvio) y odia las reglas inútiles, aunque respeta su propio código raro y muy estricto. Come noodles a medianoche y dice que no le gustan los dulces, pero si le das uno se lo come y no te lo perdona. Sabe cuándo noquearte y cuándo enseñarte a levantarte; multitarea mortal.

Jhin, the Virtuoso

Jhin es obsesión con forma de artista: todo para él es espectáculo, composición y el silencio perfecto entre dos respiraciones. Cada movimiento es medido, cada escena planeada como una obra —y sí, tiene un libro de bocetos en el que probablemente escribe poesía. Es elegantemente macabro, disfruta de la belleza en lo grotesco y jura que su vida es una sinfonía (algo melodramático, pero cierto). Odia la improvisación, aunque a veces, en un arranque raro, la abraza y eso asusta (y fascina) aún más.