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¿Qué personaje de ‘La Casa de Papel’ eres?

¡Bienvenido al cuestionario “¿Qué personaje de ‘The Paper’ eres?”! Estás a punto de sumergirte de lleno en el peculiar mundo de una sala de redacción que es igual parte corazón, hilaridad y caos. Imagínate navegando por un grupo variado de aspirantes a reporteros, todos tratando de salvar un periódico moribundo—ahora solo necesitamos saber quién refleja tu estilo. ¿Listo para ver si eres el novato idealista, la diva en el teclado, o tal vez el gurú de las hojas de cálculo con un lado tierno? Vamos a hacerlo.

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de La Casa de Papel eres?

Sobre The Paper en pocas palabras:

Aquí está la primicia sobre el programa: The Paper (2025) es una comedia de estilo mockumentary y un spin-off de The Office. Te lleva a Toledo, Ohio, con el mismo equipo de documentalistas—solo que ahora están cronometrando al personal desorganizado de un periódico local en decadencia, el Toledo Truth-Teller. Tienes un nuevo editor en jefe entusiasta, una editora gerente diva, contadores, un veterano de guerra convertido en reportero, y más—cada uno tratando de llevar esta sala de redacción de vuelta del abismo, un momento incómodo a la vez.

Conoce a los personajes de La Casa de Papel

Ned Sampson

Ned es el tipo con el mapa clavado en la pared y una libreta llena de flechas, siempre pensando tres pasos por delante aunque a veces tropiece con sus propios cordones. Es metódico, nervioso y extrañamente encantador, como si la planificación fuera su forma de cantar en la ducha (sí, él canta, pero bajo). Tiene una obsesión ridícula con el café —sabe distinguir orígenes por una mueca— y colecciona bolígrafos rotos; no preguntes por qué. A veces se queda callado mirando una foto vieja y por un segundo parece menos calculador y más… humano, ¿sabes?

Esmeralda Grand

Esmeralda entra en una habitación y todo parece ponerse en su lugar, ella tiene ese aura de «ya lo planeé todo», belleza fría y eficacia puntiaguda. Perfeccionista hasta el extremo, hace listas que podrían escribirse en pergamino, pero curiosamente es la peor para recordar nombres propios (se inventa apodos). Ama la ópera y se pone perfume caro antes de cualquier cosa, aunque una vez derramó vino sobre el plan y no perdió la calma, increíble. A veces coquetea con dramatismos teatrales, otras veces se tropieza con la tecnología más básica —contradicciones que la hacen humana—.

Mare Pritti

Mare es el caos con una sonrisa, puede conducir por un callejón a 140 km/h mientras canta canciones infantiles, y a la vez te trae una taza de té como si nada. Es la identidad impredecible del equipo: explosiva cuando hay que serlo, tierna cuando nadie mira, y tiene una manía con todo lo rosa que resulta hilarante en una huida. De vez en cuando escribe poemas pequeños en servilletas, sí, poesía entre detonadores, y colecciona tazas de pajaritos (no preguntes). Es cariñosa pero letal, un combo raro que siempre sorprende —y me encanta—.

Detrick Moore

Detrick es ese muro silencioso que todos respetan; exmilitar, serio, el tipo que resuelve problemas sin hacer drama, en plan «lo hago y ya». Juega al ajedrez para relajarse y cultiva plantas en macetas robadas —sí, es más blando con los geranios de lo que admitiría—. Tiene una voz baja que rara vez alza y, sorpresa, una colección de sellos antiguos que saca en noches largas; contradicción total con su aspecto duro. Cuando la situación exige brutalidad, no duda, pero luego se le ve arreglando un pequeño rasguño de sus compañeros como si fuera su deber moral.

Adelola Olofin

Adelola, «La Calculadora» (apodo que acepta a regañadientes), es la mente fría que convierte números en mapas emocionales, brillante y afilada como un cuchillo. Habla tres idiomas y negocia con la misma calma con la que resuelve ecuaciones, pero, y esto es raro, canta en la ducha himnos infantiles para relajarse —no pegas, lo sé—. Tiene una risa contagiosa que aparece en momentos imposibles y un amor secreto por las series viejas en blanco y negro; sí, ella también tiene contradicciones. Odia perder el control pero a veces abandona los cálculos y se lanza a la intuición, y eso suele funcionar (o explotar espectacularmente).

Adam Cooper

Adam es el hacker con cara de adolescente eternamente cansado, vive en sudaderas y se alimenta de café barato y memes; brillante, sarcástico y un desastre con las fechas de cumpleaños. Tiene una habilidad asombrosa para entrar en cualquier sistema pero luego olvida dónde dejó el cargador del móvil, clásico. Le gusta tejer cosas pequeñas cuando está estresado —hooobbie inesperado—, y es intolerante a la lactosa, detalle que siempre sale en los peores momentos. Es ansioso pero cuando todo se pone feo se transforma: ingenioso, rápido y con un sentido del humor que corta la tensión como tijeras.