Sobre Chad Powers en pocas palabras:

“Chad Powers” es una comedia de Hulu de 2025 que es parte espectáculo deportivo, parte odisea de identidad. Russ Holliday, una vez una estrella del fútbol americano universitario que arruinó su reputación, se reinventa disfrazándose de “Chad Powers”, un jugador prácticamente desconocido, para unirse a un equipo universitario en apuros. Entre el ego, la redención y un montón de travesuras futbolísticas, la serie plantea: ¿puedes escapar de tu pasado o solo lo escondes mejor?

Conoce a los personajes de Chad Powers

Russ Holliday

Russ es ese tipo que siempre parece medio perdido pero en realidad tiene un plan que nadie entiende hasta el último minuto. Carismático, un poco cínico y con una risa que te atrapa —y sí, a veces lamentablemente se ríe en los peores momentos—. Tiene manías raras, como coleccionar tazas de motel y saber la letra de canciones antiguas que nunca admitiría que le gustan; a la vez es sorprendentemente buen oyente. Lo ves tranquilo y luego de repente toma una decisión impulsiva y todos nos quedamos boquiabiertos, en serio, no sabes si aplaudir o pedirle que baje la intensidad. Ah, y rumor: es pésimo con la tecnología, aunque parece que hackeó algo una vez (o eso dicen).

Coach Byrd

Coach Byrd es la figura paternal/gritona que secretamente hace pasteles los domingos —sí, serio, lo vi una vez traer cupcakes—. Estricto en la cancha, pero con una paciencia inexplicable cuando alguien realmente necesita ayuda; a veces llora en películas malas y lo detesta admitir. Tiene reglas milimétricas sobre entrenamiento y luego llega tarde a las reuniones, cosa que nadie entiende pero que perdonamos porque tiene una energía contagiosa. Habla con metáforas deportivas para todo, incluso para explicar la hora de la siesta, y de verdad cree que un buen silbato puede solucionar la mayoría de los problemas. Además, inventa apodos terribles que al final te terminan gustando (o no, depende de tu orgullo).

Tricia

Tricia es fuego puro: directa, ingeniosa y con un sentido del humor que corta pero que también te rescata cuando estás al borde del desastre. Ama el orden —listas, etiquetas, post-its por doquier— y a la vez disfruta de ruptura de reglas pequeñas, como comer helado con palillo (sí, lo juro). Tiene una lealtad feroz y esa mirada que te dice “no te metas conmigo”, pero adorablemente guarda cartas antiguas en una caja rosa que nadie esperaba. Habla rápido, piensa más rápido y a veces cambia de opinión en medio de una frase, lo que es irritante y encantador al mismo tiempo. Y sí, colecciona imanes de nevera raros; no preguntes por qué, ella tampoco lo sabe del todo.

Ricky

Ricky es el amigo gracioso que pronuncia mal las palabras a propósito y luego acusa a su boca de sabotaje, pero en el fondo es más profundo de lo que parece. Le encanta hacer bromas tontas en momentos serios (horrible timing, pero a veces funciona) y tiene un sorprendente talento para arreglar cosas con cinta adhesiva y una canción pegajosa en la cabeza. Es leal hasta el tope, un poco despistado con fechas y nombres (perdona, ¿otra vez no recuerdas el aniversario?), y aún así siempre aparece cuando importa. Tiene una colección de peluches improbables y una teoría sobre la vida que mezcla películas de los 80 con recetas familiares; suena loco, pero tiene lógica en su propio universo.