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¿Quién eres de Siempre Sunny en Filadelfia según tus preferencias alimentarias?

¿Eres un cliente habitual de Paddy's Pub o simplemente un fan casual de "It's Always Sunny in Philadelphia"? De cualquier manera, este cuestionario te ayudará a descubrir qué personaje extravagante del programa eres según tus preferencias alimentarias. ¿Eres del tipo clásico de hamburguesa con queso y papas fritas como Mac o más bien un amante de la pizza gourmet como Dee? ¡Haz clic en el botón "Comenzar" a continuación para descubrirlo!

Bienvenido al cuestionario: ¿Quién eres de Siempre Sunny en Filadelfia según tus preferencias alimentarias?

Sobre It’s Always Sunny in Philadelphia en pocas palabras:

«Siempre hace sol en Filadelfia» es una comedia de situación estadounidense de larga duración que se estrenó por primera vez en 2005. Creada por Rob McElhenney, la serie sigue a un grupo de amigos que dirigen un pub irlandés sin éxito en Filadelfia, Pensilvania. La serie es conocida por su humor oscuro y las travesuras de sus personajes disfuncionales, que a menudo los llevan a situaciones extrañas y extravagantes.

Conoce a los personajes de Siempre Sunny en Filadelfia

Charlie Kelly

Charlie es ese tornado adorable y asqueroso a la vez que siempre está un paso fuera de la cordura. Vive entre ratas y partituras pegajosas, pero jura que es un poeta sensible (y a veces lo es, en bocetos que nadie debería leer). Tiene una lealtad ridículamente pura hacia sus amigos y hacia el «The Waitress» que lo persigue, aunque no entiende la gramática ni sabe leer muy bien — o eso dice — y también guarda galletas bajo el colchón por si acaso. Es sucio, hambriento y sorprendentemente ingenioso cuando hay que improvisar una estafa o un plan que seguramente acabará mal pero será legendario. Ah, y come huevos crudos en el coche a las tres de la madrugada; lo juro, lo vi una vez… creo.

Dennis Reynolds

Dennis es puro control, estetizador de su propio ego y alguien que cree sinceramente en su encanto como si fuera una arma—y en cierto modo lo es. Frío, calculador y con un toque maquiavélico, disfruta diseñando manipulaciones (tiene un método, sí, y lo llama algo que suena muy serio). Aún así, detrás del «Dios Dorado» hay una inseguridad que burbujea —no lo verás admitirlo—; se preocupa por la perfección, la apariencia y por que todo el mundo lo admire, aunque a veces actúe como si nada le importara. Le encantan los detalles: peinarse, medir ángulos, escribir monólogos interiores y hacer que la gente se sienta insuficiente, todo con una sonrisa inquietante.

Mac

Mac es el gurú de la violencia cómica que se cree artista marcial y guardián moral (su moralidad es flexible, eso sí). Constantemente proclamando músculo y espiritualidad a partes iguales, vibra entre la masculinidad exagerada y una sensibilidad que aparece en momentos rarísimos cuando nadie lo espera. Se toma en serio su «entrenamiento» y su religión improvisada, pero también puede estar envuelto en contradicciones —a veces vegetariano, otras veces devorando una hamburguesa con fervor— y tiene una habilidad sospechosa para decir frases que no tienen sentido pero suenan profundas. Ama presumir, le encantan los abdominales y los trajes oscuros, y en realidad es más adorable de lo que admitiría en público.

Dee Reynolds

Dee es una actriz frustrada con una lengua afilada y un orgullo que se cae a pedazos todos los jueves por la noche. Llena de ambición y resentimiento, intenta autoafirmarse con proyectos ridículos y ataques de comedia que casi siempre terminan siendo desastres gloriosos, aunque ella insiste en que es una estrella incomprendida. Es sarcástica, susceptible y practica imitaciones terribles; se cree feminista radical un segundo y al siguiente está rogando por aprobación masculina, lo que la hace maravillosamente imperfecta. Tiene gracia cuando quiere, y una paciencia inexistente; cuidado si le comentas algo sobre pájaros (sí, recibe muchos insultos de «pájaro»), porque te responderá con un monólogo de tres minutos.

Frank Reynolds

Frank es el caos con traje; rico, depravado y absolutamente dispuesto a empeñar su dignidad por diversión o dinero (no siempre en ese orden). Vive para los atajos, los negocios turbios y las apuestas más feas, y tiene un gusto por la inmundicia que raya en lo artístico: se regodea en sentirse libre de normas. A veces actúa como padre adorablemente distorsionado, otras como el saboteador sin filtros que mete a todos en problemas; le gusta vestirse raro, coleccionar objetos inquietantes y, aprobablemente, comerse lo que encuentre en la basura del bar. Dice que le importa la higiene… luego se remanga y se tira a un charco, así que no hay que creer en todo lo que dice.