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¿Qué personaje de ‘Hotel Embrujado’ eres?

Adéntrate en los pasillos embrujados: estás a punto de descubrir qué residente de Undervale — vivo o no — coincide con tu vibra. Ya seas un hermano fantasmal, un gerente frenético o un demonio travieso en el cuerpo de un niño, esta pequeña prueba es tu boleto al otro lado (o al menos a tu sofá). Abramos esas puertas espectrales.

Bienvenido al cuestionario: ¿Qué personaje de Hotel Embrujado eres?

Sobre Haunted Hotel en pocas palabras:

«Haunted Hotel» es una comedia de horror animada para adultos en Netflix. Sigue a Katherine, una madre soltera que hereda el Hotel Undervale e intenta gestionarlo, solo para descubrir que está lleno de fantasmas, incluido su propio hermano Nathan. Añade huéspedes sobrenaturales, un demonio atrapado en el cuerpo de un niño y dos niños con talentos secretos, y obtienes partes iguales de escalofriante, extraño y sorprendentemente conmovedor.

Conoce a los personajes de Hotel Embrujado

Nathan

Nathan es ese tipo que siempre quiere arreglar las cosas, el típico protagonista que se mete en problemas por curiosidad y por corazón noble, ¡sí, noble de verdad! Es valiente pero también se queda paralizado mirando una puerta cerrada a veces (cosa rara, lo sé). Le encanta la tecnología y tiene una libreta con garabatos y teorías ridículas que luego resultan útiles, aunque jura que la tiró ya tres veces. Es protector con la gente que quiere, un poquito testarudo y sorprendentemente sentimental cuando nadie lo ve. Ah, y siempre lleva un llavero con una moneda antigua que según él trae suerte; a veces la pierde y se enoja consigo mismo.

Katherine

Katherine es fuego puro, manipuladora y encantadora en la misma frase, esa persona que entra en una habitación y de inmediato sabes que algo va a pasar. Tiene mil caras y las usa como quien cambia de bufanda; a veces cruel, a veces extrañamente maternal (lo juro, hay momentos de ternura que te confunden). Le encantan las cosas bonitas: perfumes raros, sombreros extravagantes y, curiosamente, los gatitos callejeros aunque dice que es alérgica. No confíes completamente en sus promesas, pero tampoco puedes evitar quererla un poco, aunque te diga que no. Y sí, canta en la ducha, mal, y se enfada si alguien lo nota.

Ben

Ben es el alma curiosa y nerviosa del grupo, el que mira mapas con una taza de té y una linterna, siempre listo para buscar la verdad aunque tiemble un poco. Es inteligente, empático y demasiado bueno para este mundo a veces (además de que se pasa horas en bibliotecas como si fuera su segunda casa). Tiene manías raras: cuenta las baldosas antes de cruzar la calle, pero también rompe reglas por proteger a sus amigos; contradicciones, las mejores. Habla con honestidad incómoda y eso lo hace entrañable, aunque a veces sus ideas se enredan y divaga durante diez minutos. Y tiene esa risa que aparece de golpe cuando menos te lo esperas, muy humana, muy real.

Esther

Esther parece la matriarca misteriosa, con una calma que hiela y una ternura que asusta porque viene con condiciones; es controladora pero, eh, con motivos (según ella). Defiende su familia/ideales con uñas y dientes, y no dudará en tomar decisiones duras que te harán enojar y luego, quizá, entender un poco más. Le gustan las cosas ordenadas: recetas antiguas, rituales que repite a la perfección, y colecciona cucharas de madera (no pregunto por qué, es un detalle raro que me encanta). A veces canta nanas para calmarse, y otras noches es capaz de planear algo espeluznante en silencio. Es compleja como nadie y te deja pensando si hacerla aliada o enemigo (spoiler: mejor pensarlo dos veces).

Abaddon

Abaddon es el villano que entra en la habitación y todo pesa un poco más; oscuro, implacable y con una presencia que hace crujir las paredes (no exagero mucho). Tiene un código raro, casi honor, y eso lo hace peligroso porque sigue sus propias reglas sin piedad. Le gustan las cosas grandiosas: símbolos, rituales, y, extrañamente, colecciones de objetos rotos (sí, en serio, guarda fragmentos como si fueran recuerdos). A veces su mirada tiene un atisbo de nostalgia, y te preguntas si alguna vez fue otra cosa; otras veces solo quieres correr lejos. Y sí, canta cosas antiguas en un idioma que nadie entiende y mirarlo es como leer un libro que quema.